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miércoles, 23 de junio de 2010

Ecosistemas

Como cada año el campesino siembra sus campos de arado. Sabe que después del duro invierno podrá recoger los frutos que la tierra le ofrezca. Y la verdad es que su tierra siempre ha sido generosa, alimentando al campesino y a su familia.

La familia de campesinos dedican sus esfuerzos a las tareas rurales. Mientras el padre se encarga de las tierras, la madre cuida la casa, y los hijos se encargan de los animales. Cada uno tiene una función determinada en las actividades del hogar. Procuran no pisarse los unos a los otros al tiempo que buscan sincronizarse para armonizar todas las tareas.

Con sumo cuidado y atención los animales abonan las tierras para hacerlas más fuertes y fértiles. Gozosas, las tierras acogen a los animales para que pazan en ella, ofreciéndoles un alimento verde y sano. Al tiempo la familia dona todo el amor a tierras y animales, dedicando cada minuto de su vida tras una sonrisa sincera. Mimando las unas y las otras, la familia se ve recompensada con abundancia en productos de gran calidad.

(...)

Bastaría con que uno solo de los elementos empezara a actuar de otra forma para que el ecosistema se rompiera.

miércoles, 16 de junio de 2010

Aquí y ahora

La luna brilla en el cielo tras las ligeras nubes que cubren la oscura garganta.
Alguna estrella asoma sus puntales arrojando una tenue luz amarillenta.
El silencio reina en el aire de la ciudad, libre de coches, libre de gente.
Mis piernas reclaman el reposo después de la última carrera.
"Peeping Tom" inicia sus ritmos en mi mp3:


El último metro de este martes me devuelve a casa en un vaivén constante.
La luz del vagón parpadea en señal de querer fundirse en el adiós.
Cuatro personas dormitan a caballo de la realidad y Morfeo.
Una voz resuena por encima de la música:
"Propera parada Fabra i Puig".


Cuelgo mi chaqueta al hombro y salgo por la salida más lejana de mi casa. Camino respirando el aire fresco de la noche al tiempo que las luces de las casas se apagan a mi paso. Todo resta quedo. Soy protagonista de la noche, tras los sonidos de la música que lo llena todo. Los pensamientos se pierden en el vacío de mi mente. Soy el aquí y el ahora. Deseo caminar eternamente por ese pasillo vacío y mío. Y una sonrisa llena mi rostro.

martes, 15 de junio de 2010

Sobre cristales rotos




Empezaron las primeras cuatro gotas de una lluvia ligera.
El asfalto estaba limpio al tiempo que ella bailaba sobre el frescor de la tarde.
Debajo del sirimiri, debajo del sirimiri.

La calle estaba desierta, los árboles quedos.
Sobre suelo mojado la sonrisa dibujada en el rostro.
Debajo del sirimiri, debajo del sirimiri.

Empezaron las primeras brisas de un atardecer tardío.
Los tonos naranjas se reflejaban en las gotas de la lluvia.
Debajo del sirimiri, debajo del sirimiri.

Escuchando la música que le devolvía la felicidad perdida.
Moviendo los pies al compás de los ritmos que desenfrenaban el corazón.
Debajo del sirimiri, debajo del sirimiri.

Giró la calle pero no la vio a tiempo.

Con los cascos puestos, no lo oyó.

Un grito en el silencio roto.

Quietud desamparada.

Desgarro en el alma.

Intermitente parpadeo.

Sobre el asfalto teñido de sangre, un cuerpo yace, unos pies cesan su baile.
Sobre cristales rotos... sobre cristales rotos...