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miércoles, 23 de julio de 2008

Obsesión

Estoy estirada en la cama. Es de noche y hace frío tras la ventana. Me cubro la nariz con las mantas y respiro lentamente. Le da las buenas noches a mi hermano. Ríen juntos y se besan...

Ya sale.

La luz del comedor cae sobre el umbral de mi puerta. Se dibujan sombras en las paredes del pasillo. El tiempo se ralentiza hasta que su figura aparece delante de mi puerta. No mira. Pasa de largo con la cabeza baja. Sabe que es culpable de su propio delito.

Otra noche que pasa de largo...

***

Estoy estirada en la cama. Es de noche y hace frío tras la ventana. Me cubro la nariz con las mantas y respiro lentamente. Le da las buenas noches a mi hermano. Ríen juntos y se besan...

Ya sale.

La luz del comedor cae sobre el umbral de mi puerta. Se dibujan sombras en las paredes del pasillo. El tiempo se ralentiza hasta que su figura aparece delante de mi puerta. No mira. Pasa de largo con la cabeza baja. Sabe que es culpable de su propio delito.

Otra noche que pasa de largo...

***

Estoy estirada en la cama. Es de noche y hace frío tras la ventana. Me cubro la nariz con las mantas y respiro lentamente. Le da las buenas noches a mi hermano. Ríen juntos y se besan...

Ya sale.

La luz del comedor cae sobre el umbral de mi puerta. Se dibujan sombras en las paredes del pasillo. El tiempo se ralentiza hasta que su figura aparece delante de mi puerta. No mira. Pasa de largo con la cabeza baja. Sabe que es culpable de su propio delito.

Otra noche que pasa de largo...

***

Estoy estirada en la cama. Es de noche y hace frío tras la ventana. Me cubro la nariz con las mantas y respiro lentamente. Le da las buenas noches a mi hermano. Ríen juntos y se besan...

Ya sale.

La luz del comedor cae sobre el umbral de mi puerta. Se dibujan sombras en las paredes del pasillo. El tiempo se ralentiza hasta que su figura aparece delante de mi puerta. No mira. Pasa de largo con la cabeza baja. Sabe que es culpable de su propio delito.

Otra noche que pasa de largo...

***

Estoy estirada en la cama. Es de noche y hace frío tras la ventana. Me cubro la nariz con las mantas y respiro lentamente. Le da las buenas noches a mi hermano. Ríen juntos y se besan...

Ya sale.

La luz del comedor cae sobre el umbral de mi puerta. Se dibujan sombras en las paredes del pasillo. El tiempo se ralentiza hasta que su figura aparece delante de mi puerta. No mira. Pasa de largo con la cabeza baja. Sabe que es culpable de su propio delito.

Hoy la detengo y le expreso lo que siento. Ella se sonroja y agacha la cabeza. Pide disculpas tímidas y me abraza. Llora.

Hoy no pasa de largo, ni tampoco las noches siguientes...

23:00 horas; martes 22 de julio

Tres horas de vida. El jardinero así se lo había expresado entre caricias y besos; un susurro de muerte. La verdad es que a ella no le importaba pues era consciente desde el primer momento de su destino. Quizás un tiempo atrás se creyó en la ilusión de que realmente el destino era algo vacuo; pero desde que sus pétalos se abrieron y cobraron la madurez no pudo más que encomendarse a éste. Tal era su destino...

- Lo necesito para ayer, María. Ya no puedo vivir sin ese GPS de última generación que hasta regala chocolatinas por cada kilómetro recorrido. Ya sabes de mi pasión por la tecnología...
- Mi querido DJ, te empeñas en hablar de tecnología cuando en realidad...
- ...Si tenemos en cuenta que tienen que pasar diez días para que me hagan la portabilidad, mañana mismo debiera hacerme con el ifon, así que me plantaré en la tienda de Movistar a las 9:30. La chica me lo dijo: "pásate el jueves de 9:30 a 10:00, habrá un poco de cola pero a las 11:00 vendrá un camión con DOS ifons. ¡¡Uno puede ser tuyo!!". Sí, faltaré al trabajo y así me quito este problema de encima...
- ¿Problema?
- ...en todo caso, si mañana no lo consiguiera el viernes podré repetir la operación. La chica dijo que entonces el camión vendría cargado con TRES ifons...
- Mira DJ, ahí llega Carlos...

- Joder tío... ¿cuánto tiempo llevas con la misma historia?
- Tres meses diría.
- Tres meses llevando tu coche al taller y el problema persiste. ¿Te has planteado en cambiar de alternativa?
- Ya sabes que no puedo, ahora es demasiado tarde y paso de pagar más pasta a la BMW... Eso lo tendría que haber pensado antes...
- Ya, pero ¿a cuánto te asciende ya la factura?
- No sé, tío, no me lo acaban de decir... como tampoco el lampista me dice cuánto me va a cobrar...

Los primeros minutos transcurren entre las conversaciones de aquellos transeúntes que pasean por delante de ella. Le quedan dos horas de vida y no para de preguntarse qué podrá ser eso del ifon, o qué querrá decir BMW... son ideas que escapan a su comprensión. Siente la necesidad imperiosa de maravillarse de los humanos capaces de hablar de cosas incomprensibles a su escaso conocimiento.

- Pero vamos a ver, cariño, ¿qué rediablos es un euroconector?
- Pues ya te lo he dicho, Julia, lo que se conecta al satélite...
- ¿Qué satélite? ¿La luna? ¿Tienes algún satélite pululando alrededor de tu casa? Porque yo no lo he visto...
- Jaja!! ¡Qué ocurrencias tienes! El euroconector es... ¡¡el euroconector!!

No acababa de quedarle muy claro a ella tampoco qué podía ser el euroconector, pero tanto daba. Dentro de una hora y media ese detalle importaría bien poco. En su fuero interno sabía que esas ideas no le servían de nada a la hora de la muerte.

- No sé qué voy a hacer estas vacaciones... Pepi me llamó diciendo que iba a Austria; 1.000€ con pensión completa. La pensión completa me llama pero prefiero ver qué hacen los otros... La verdad es que este año no me conviene ese tipo de viajes.
- (Al otro lado del móvil) ¿Y qué tipo de viajes te conviene este año?
- No sé... algo realmente relajado. Lo de la pensión completa está bien porque esa es la idea: que me lo hagan todo. No tengo ganas de cocinar, ni de lavar los platos, ni nada de eso...
- (Al otro lado del móvil) Pero... si en todo el año no cocinas ni un puñetero platooooooooo...

¿Vacaciones? ¡¡Esa idea sí que la entendía!! Ella también iba a tomarse unas vacaciones, unas largas vacaciones que durarían eternamente. Se iba de este mundo a otro completamente desconocido... sólo deseaba no tener que reencarnarse en un ser humano. Sólo pensar en la de ideas que tendría que aprender (ifone, BMW, euroconector -realmente esta era muy jodida-...) se le hacía todo cuesta arriba.
Después de pensarlo tres veces acordó consigo misma que lo mejor era ser una rosa. Las rosas eran sencillas y carecían de tantas ideas. Sus vidas estaban intrínsecamente ligadas a la belleza y al aroma. Ella era una rosa entre tantas, hermosa, altiva. No necesitaba ni BMWs, ni ifones ni euroconectores para sentirse plena. Roja y bien abierta, verde en tallo, de espinas fuertes y vigorosas... perfumando su parcela de aire con el mejor de los olores creados en la naturaleza. Ese era su destino y para ello no requería nada más que de sí misma, sentirse plena en el sentido de su propia existencia.

- Pienso colocar un zapatero en la pared de la habitación donde está la plancha.
- ¿De qué plancha me hablas?
- En el armario tengo escondida una plancha...
- ¿En el armario de tu cuarto?
- Entre el armario y la pared. En esa pared colocaré el zapatero...
- Pero si un zapatero hace 15 cm de profundidad como mínimo... ¿dónde pondrás la plancha?
- ¿Y si pongo el zapatero en el pasillo?
- ¿En qué pasillo?
- En el pasillo que va a la habitación...
- ¿Cuánta profundidad hay de la pared del fondo del pasillo a la puerta de la habitación?
- ¿Qué?
- ¿Cómo?
- Es igual... tampoco recuerdo como es tu casa.
- El sábado lo vemos...
- De acuerdo.

Finalmente murió...

jueves, 17 de julio de 2008

Conversaciones con un albornoz

- ¿Y bien?
- De acuerdo, no te vayas a pensar que nada de lo que he de decirte tiene la más mínima relación con el hecho de que ayer estuviera con mi prima. Desde luego que no lo tiene... Podría decirte incluso que el tiempo que hablamos de ti no superó los cinco minutos, tiempo suficiente en el que me limité a expresarle como me sentía justo antes de dejar de sentir como me sentía... ¿Que por qué? No quería enredar más, estoy cansada de rallarme y de darle tantas vueltas a las cosas; por eso me limité a decirle que había vuelto a recobrar la ilusión del viernes anterior porque no quería volver a insistir con la misma historia. La verdad es que llevo mucho tiempo rallándome. Me rallé durante más de un año, desde el principio, por el tema de Susane. Y me estoy rallando contigo ahora... Me ralla tener que rallarme constantemente por las cosas. Así que no te vayas a imaginar que esto tiene algo que ver con el hecho de aque ayer estuviera con mi prima. Simplemente estoy cansada de joderla.

Son las 17:35 de un día cualquiera. He vuelto a quedarme embobada en una de esas conversaciones que sólo están en mi cabeza. El discurso suena igual de ocurrente que las otras tantas veces. Siempre me pasa lo mismo: me pierdo en conversaciones eternas que nunca se llegan a materializar. Si fuera por mis conversaciones mi vida iría mucho mejor: en mi cabeza las palabras siempre suenan acertadas y siempre dicen precisamente lo que quieren decir, sin más añadidos y sin carencias de ningún tipo. Lo triste es que nunca llegan a lucirse en la vida real, todo queda subjuntivamente imaginado...

Una clase, un granizado. Mi médico personal me ha prohibido la cerveza; dice que no le sienta nada bien a mi estado actual. La verdad es que me tomé las cervezas como una moda y no creo que me cueste dejarlas aunque es difícil encontrar con qué sustituirlas. La cerveza es algo práctico y cómodo que algunos incluso incorporan en una estricta dieta (la hacen llamar la dieta del kiwi... ¿te suena?). Mi médico personal tiene este tipo de detalles prácticos: un día te dice que no tomes cerveza, otro que ya está bien de tantas bolsas-basura de patatas, ganchitos y demás... Pero nunca tiene una solución para el eterno problema de las palabras:

- Doctor, doctor... las palabras se me aturullan en la garganta. Puedo haber planeado a la perfección, al detalle, lo que quiero decir pero en cuanto mi pensamiento empieza a andar hacia la boca acaba conviertiéndose en un cocktail incomprensible. Literalmente se me olvida qué es lo que quería decir... "¿Cuál era el orden? ¡¡Hasta hace un momento lo tenía claro!! Se me ha olvidado...".

Vivo convencida de que acabaré con Alzheimer. Por el simple hecho de estar convencida, acabaré con Alzheimer. Tanto da, el pez que se muerde la cola... Hoy se lo decía a mi buen amigo Rob:

- Ah... He tomado la firme decisión de que los males de amores no serán la causa de que mi vida finalice (o lo que es lo mismo, me niego a morir por amor) así que he decidido que sea el Alzheimer quien se encargue de la situación en mi última hora.

Hablamos de la muerte con frivolidad... y eso no gusta nada a los muertos. Ellos me lo dicen a todas horas. "Cierra el pico de una vez niña o te las verás con nosotros". No se debe hablar de la muerte, no está bien visto. La muerte nos hace sufrir, la de los otros y la nuestra propia. Pero algunos desean morir. ¿Yo deseo morir?

- Mira, te lo voy a decir claro. Son las 22:15 y no me queda mucho tiempo. Ya te lo he dicho, una y otra vez. ¿Por qué hay que repetirte siempre tanto las cosas? Es probable que eso fuera encantador antes pero ahora resulta ser un rollo. No quiero pasarme la vida repitiendo las cosas. Detesto repetirme... Por eso dejé de decirle a mi prima que las cosas volvían a ir mal en mi cabeza: porque no quería repetirme. ¿Entiendes?

Mi padre se fue hace 4 años y medio. Dijo que volvería pronto el muy cabrón pero el tío sabía donde se metía. Se lo repetimos una y otra vez. En realidad, se lo repitieron... porque yo andaba demasiado ensimismada mirándome el ombligo. A fin de cuentas llevaba 2 años igual con la misma cantinela y empezaba a ser aburrido. Por eso decidí simplemente pasar de su cara. No da gusto estar siempre viendo lo mismo, cada mañana, igual de deprimente. La vida está para disfrutarla; eso decía siempre él, ¿no? Pues eso. ¿Qué culpa puedes albergar de hacer exactamente lo que te han enseñado? Ninguna. Y por eso me entretenía en mirarme el ombligo en lugar de cuidarle. Siempre he sido un desastre para los demás... porque nunca me ha importado realmente nadie.
Ahora he perfeccionado ese egocentrismo en una versión más moderna. La autojustificación queda sembrada cuando te llenas la boca de palabras como "crecimiento personal". No hay mejor combinación para hablar de ti una y otra vez (cuantas veces quieras) sin que te miren con esa cara de "ya está bien por hoy de hablar todo el rato de ti, ¿no? Me aburres con tanta historia. Siempre es lo mismo"... Pues sí que es aburrido, sí. Aburridísimo. No sé como no me envío a la mierda y me libro de mis constantes agonías reiterativas.
A fin de cuentas, nunca llegué a ser lesbiana. Ni tenía la más mínima intención, siento decepcionarte. Pero esta es otra historia que no viene a cuento...

- Mira chico, no pretendo hacer de esto algo realmente importante. Simplemente tengo la cabeza hecha un lío. Eres un gran tipo y me atraes tremendamente pero me dejé los condones en no recuerdo qué habitación de no sé qué hotel y es tarde para salir a comprar. Deberías estar acostumbrado a recibir un no por respuesta. Es algo que se me da tremendamente bien. Y algún día encontraré más formas de decir que no tengo ganas de abrirme de patas ante el primer bicho que se me cruce por delante. ¿Entiendes?