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jueves, 27 de diciembre de 2007

¿Cómo le llamo a este post?

Cotilleando por la red he visto algún meme y como me ha parecido una fantástica idea esto de hacer balance del año, me lanzo de pleno y de cabeza al río:

Aprendí:

  • Que la humildad es la mejor compañera que puedo llevar conmigo.
  • Que cada persona es como es y no como pretendo que sea.
  • Que soy falible en mis estudios (¡¡viva mi primer suspenso!!).
  • Que mis problemas son poco graves en comparación con el hambre que pasan mis niños.
  • Que mis problemas dejan de existir cuando soy capaz de mirar mis propios actos.
  • Que el único problema en la vida es aprender a descartar la palabra "problema" del léxico mental.
  • Que la felicidad únicamente depende de mí.
  • Que la única infelicidad es la de perder el propio rumbo de las cosas.
  • Que tengo amigos que me quieren y se preocupan por mí (yo también os quiero ^_^ ).
  • Que mi hermano esconde un gran tesoro interno.
Olvidé:
  • Que mi mejor amiga soy yo misma.
  • Que mis valores están por encima de las situaciones y los actos ajenos.
  • Que yo contribuyo a que las cosas sean como sean SIEMPRE.
  • Que estudiar es un estadio del que debo disfrutar.
  • Que el futuro siempre está seis pasos por delante de mí.
  • Que mi madre es una campeona en la vida.
  • Que mi padre tenía sus defectos y era humano (sin embargo sigue estando en un pedestal).
  • Que mi familia, mis amigos, mi gente es poco numerosa pero grande.
Perdí:
  • Muchas sonrisas (que pienso recuperar).
  • Muchas alegrías (que pienso recuperar).
  • A mí misma (¡¡terrible!!).
  • Muchas oportunidades.
  • Muchos nervios...
Para el 2008:
Un promesa: Recuperarme a mí misma.
Un deseo: Que me perdones.
Un anhelo: Que mis estudios retomen su sentido originario.
Un objetivo: Recuperar la sonrisa y alegría que me caracteriza.
Un reto: ¿Dejar de fumar? (no puedo evitar los interrogantes, lo siento v_v ).

domingo, 23 de diciembre de 2007

El peso del alma

Patricia:
Entre pétalos de rosa busqué su amor, y encontré violencia en lo que antes era una flor.
Le entregué mi cuerpo, él compró mi juventud a cambio de partirme el alma en dos, dejé de esperar que el perfume de sudor no destilara odio el alcohol, que sus golpes no dolieran.
Dime por qué no he tenido alguien que cuidara de mí y ahora que mi vida hecha a dormir siento que apenas viví.
José:
Ven, toma mi mano y duerme.
Yo soy la voz de la vida y de la muerte, un hola y un adiós, soñarás caricias sobre un lecho de clama y de luz y un perfume de tu alma con gotas de paz y de amor.
Deja de llorar, abrázame ya todo terminó, hoy la ternura peinará tu piel.
Sobre el arco iris hay alguien que te espera.
Deja que mime en tu boca los labios del amanecer, que el susurro del dolor se irá, y que arda en olvido el ayer.
Que el placer duerma en tu pecho y con besos sane tu ser.
Que la amargura eche a volar, te espera otra flor sígueme.
Despídete ya, se acaba el tiempo, ve a hacia la luz.
No tengas miedo él no volverá, la eterna angustia será su condena.
Deja que mime en tu boca los labios del amanecer, que el susurro del dolor se irá, y que arda en olvido el ayer.
Patricia:
Dime por qué no he tenido alguien que cuidara de mi y ahora que mi vida hecha a dormir siento que apenas viví.
A Dúo:
Deja que mime en tu boca los labios del amanecer, que el susurro del dolor se irá, y que arda en olvido el ayer.
Que el placer duerma en tu pecho y con besos sane tu ser.
Que la amargura eche a volar, te espera otra flor sígueme.
Te espera otra flor sígueme.
Te espera otra flor sígueme.
Te espera otra flor sígueme.


MAGO DE OZ

sábado, 25 de agosto de 2007

Identidad frente a Personalidad

La categorización propia de nuestro tiempo parece que nos ha cerrado los ojos a la evidencia. La psicología crítica ha cuestionado todos los constructos asentados en nuestro código lingüístico social (personalidad, inteligencia, etc.) y los ha puesto patas arriba. Mi visión del ser humano sigue un derrotero semejante. Con el tiempo acabé desconfiando plenamente en eso que llamamos "personalidad".
Tradicionalmente la personalidad comprende varios aspectos: la individualidad, la estabilidad y la coherencia. Estamos acostumbrados a considerar la relación entre nuestra manera de ser y nuestra manera de actuar como una calle de una única dirección. Lo que vemos en nosotros mismos y en los otros es una personalidad unificada, un "yo" lógico y coherente en el pasado, presente y futuro. Contantemente, la personalidad nos obliga a tener que escoger entre los contrarios de un finito repertorio de binomios: seguro-inseguro, extrovertido-introvertido, simpático-antipático, etc., de tal manera que los polos de cada binomio son excluyentes. Si una persona es racional no será emocional.
Sin emmbargo, tal y como hacía referencia en un post anterior, el ser humano debiera tender más bien al caos en tanto que forma parte del Todo. Desde mi punto de vista, las diferentes dimensiones que definen nuestra identidad se mueven en un continuo vaivén entre los diferentes polos, de forma continuada, dotándonos de una infinita gama de posibilidades (pensad en cada una de las combinaciones que se pueden dar si contemplamos cada una de las dimensiones de nuestra identidad). Eso nos hace ser inesperables en cualquier situación y por eso tenemos la capacidad de autosorprendernos en muchas ocasiones. Afirmar esto a priori puede ser chocante, lo admito, pero ¿acaso no hemos sido de sorprendernos a nosotros mismos en diferentes momentos de nuestras vidas? ¿No os ha pasado que diferentes personas os ven de diferente manera a vosotros mismos incluso? Haced vosotros mismos el ejercicio: escoged tres personas de diferentes ámbitos en vuestra vida y pedidles que os definan en tres adjetivos. Si de verdad nuestra personalidad fuera realmente una huella dactilar que nos representara, ¿no sería lógico que todo el mundo nos viera de la misma manera? Por lo menos, esta contradicción parece señalar que la personalidad no es algo que realmente muestre nuestra esencia, como pretende la psicología traidicional.
Una explición a la coherencia y continuidad en el tiempo vendría dada por la memoria, encargada de poner orden en medio de este caos. Para ello, la memoria selecciona aquellos hechos que se adaptan a un marco narrativo (nuestra historia), buscando estructuras, repeticiones y otros elementos que causen continuidad y congruencia. Desde este punto de vista, la personalidad es un efecto de la memoria que nos define en el pasado y en el presente y nos proyecta hacia el futuro. Para los que estéis acostumbrados a escribir un diario quizás lo que digo os resulta más cotidiano. Para explicar esto último, utilizaré una metáfora: el dado trucado, que en uno de sus lados tiene un peso ligeramente superior al resto de los lados, con lo que la tendencia probabilistica será caer hacia ese lado. Es fácil vivir la experiencia con uno de estos dados y observaremos, no obstante, que la prevalencia probabilística no exime al dado de que en momentos determinados sea otra cara, y no la trucada, la que triunfe.
Si bien en el caso del dado trucado parece que todo queda a manos del azar, en nuestro caso, el caso del ser humano, es la simbiosis entre nuestros mundos interior y exterior la que hace que en determinadas ocasiones nuestra selección del pasado deje de ejercer su efecto para permitirnos un momento de creatividad identitaria, permitiéndonos un comportamiento aparentemente inesperado para nosotros y para los demás.
Es posible que en lugar de un solo "yo" unificado ye stable, seamos en realidad seres fragmentados, con muchos "yo" potenciales que no tienen por qué ser necesariamente coherentes los unos con los otros. Este "yo" inquieto varía de una situación a otra, contrastando con la concepción tradicional de una personalidad estable e inmutable. En realidad ser alegre o altruísta, emptático o maniático no son más que etiquetas identitarias que nos definen en un momento concreto de nuestra vida. Esto es, nuestra identidad: la necesidad aparente del ser humano de dotarlo todo de comprensión y lógica.

lunes, 12 de febrero de 2007

Te recuerdo

Recuerdo tus cejas pobladas teñidas de blanco por el paso del tiempo; como las miraba divertida moverse al compás de tus exposiciones.
Recuerdo tu mirada de color castaña penetrante y segura, con la luz propia que otorga la emoción cuando se realiza lo que a uno hace sentir tan cómodo, tan bien.
Recuerdo tu voz firme; como se enronquecía con el transcurrir de los minutos en tus explicaciones siempre inteligentes y muchas veces emotivas.
Te recuerdo pese a los esfuerzos del olvido por arrancarte de mi cabeza porque tu sabiduría sigue siendo la luz que ilumina mi camino. Y así ha de ser siempre.

jueves, 1 de febrero de 2007

El carácter activo y constructivo de la memoria

Estoy convencida que la mayoría de vosotros os convencísteis de que la memoria se reduce a la capacidad de almacenar, codificar y recuperar información. Esta percepción conceptual de la memoria, no obstante, gira en torno a tres características:
  1. Se trata de una capacidad de carácter individual, es decir, se encuentra en el interior de las personas y, por tanto, es de carácter esencial (natural) e intrínseco al individuo.
  2. La función de la memoria es el almacenaje y la posterior recuperación de la información.
  3. La finalidad última de la memoria es recoger nueva información o perfeccionar la que se posee.
Desde este punto de vista, la memoria se especifica en una serie de procesos y estructuras mentales que permiten explicar como cada individuo almacena, codifica y recupera informaciones; incluso, la memoria colectiva se analiza desde los recuerdos individuales. Según este posicionamiento, la memoria de los acontecimientos se convierte en un almacenaje pasivo con la finalidad de preservar el pasado (para ello se escribe la historia). En este sentido, cabría pensar que todos los individuos debieran recordar los acontecimientos de la manera más similar posible, dado que el recuerdo hace referencia a unos acontecimientos “tal cual” se recuerdan, dado que la memoria interviene de forma pasiva, no-constructiva, sobre la realidad; sin embargo, no es así. La psicología de la memoria, en nuestra opinión, subyace en una paradoja: si la memoria es un almacén pasivo y fidedigno del pasado, ¿cómo es posible que las memorias de los individuos diverjan de tal forma (tomando como referencias determinados temas de actualidad)?
Un segundo dilema que se plantea es el que hace referencia a la (des)contextualización de la memoria: si bien la memoria es considerada por la psicología de la memoria como una capacidad individual, ¿cómo se explica la concreción de una percepción común a una mayoría que se establece como la percepción?

A partir de los dos dilemas planteados anteriormente son muchas las cuestiones que se abren ante la percepción de la memoria. Ciertamente, la memoria no puede comprenderse si no se sumerge en un contexto histórico que la defina.
Si entendemos el discurso como el conjunto de prácticas lingüísticas que producen y reproducen los significados compartidos sobre las diferentes creaciones que circulan en una sociedad y que sirven para el mantenimiento y el establecimiento de relaciones sociales, observamos que en la práctica diferentes versiones (discursos) intentan explicar los hecho del pasado, dotando de significado, es decir, interpretándolo y resignificándolo, en base a las necesidades del presente. No obstante, cada uno de estos discursos guarda sentido en tanto que se dan en un marco contextualizado, determinado por una serie de prácticas sociales derivadas de las relaciones entre las personas que conforman una sociedad. La memoria, por tanto, se convierte en un
que contextualizado y consensuado en el sino de una sociedad y, por tanto, no pertenece a la subjetividad individual, sino que pertenece al espacio que hay entre las personas (intersubjetividad) desde el que (re)construimos el pasado en beneficio de un presente.

En definitiva, la memoria no es una capacidad limitada al almacenaje y recuperación de la información, cuya finalidad es la conservación del pasado, sino que la memoria se caracteriza por su carácter activo y constructivo del pasado, en función de un contexto y de unas prácticas sociales determinadas en el sino de las intersubjetividades de las relaciones. De aquí se generan discursos a la memoria de los acontecimientos, prevaleciendo aquel discurso cuya retórica es más efectiva.

***
Recomendaciones relacionadas con el tema:

- Orwell, G. "1984" (libro de c. ficción).
- V de Vendetta (película).

miércoles, 31 de enero de 2007

¿Dónde quedaron los que se fueron?

Es posible que mañana me pregunte del porqué fui tan cobarde, pero hoy no tengo fuerzas para luchar contra mis malos pensamientos. Hoy dudo de ti, de mi y de nosotros. Me convenzo de que es difícil olvidar todo un pasado y no veo nítido el futuro. ¿Crees que los sueños alguna vez se podrán convertir en realidad? Estoy cansada de esperar; me niego a esperar.Hoy he vuelto a sentirme la ridícula niña ilusionada con nada y mi castillo se ha vuelto a esfumar en mis manos. Hoy sólo pienso en estar triste, y quiero correr a esconderme a algún rincón donde no exista el recuerdo, para olvidarme de los días que me has dado y que ya no van a volver. Hoy me doy cuenta de nuevo que no existen los caballeros que salvan a las princesas. El pasado me arrastra de nuevo a la oscuridad donde los rayos de sol no pueden dar calor. Vuelve la soledad...¿Dónde quedaron los que se fueron?

jueves, 25 de enero de 2007

La mayor creación humana

Dios... una pequeña palabra de 4 letras y todo lo que abarca... Hoy en día esa palabra es tan polisémica que parece infinita en significados. Supongo que en esencia podríamos llegar a algún acuerdo con el que todos nos sintiéramos identificados, pero a priori diré que yo soy más bien una persona naturista. No creo que todo el poder se limite al ser humano, sino que el poder está en todas partes y cobra cociencia de cada una de esas partes. El Todo, un concepto que me gusta más que el de Dios (no está tan viciado), no es una conciencia suprema que está por encima del resto, sino que es la confluencia de cada una de las conciencias huamanas, de cada una de los instintos animales, de cada uno de los movimientos de la tierra, del cielo, del agua, de cada una de las fuerzas que sustentan el universo.Una limitación de Dios es que sólo entiende las cosas en parámetros de bien o mal. Estos valores vienen limitados por la conciencia humana, de donde provienen. El Todo, en cambio, no se limita al bien y al mal como únicas formas de entender las cosas, dado que las posibilidades en realidad son infinítamente múltiples.Dios es una proyección humana excesivamente limitada, un paso entre el ser humano y el Todo. El Todo es conocimiento puro, absoluto, que necesariamente está por encima de Dios.En verdad, el ser humano no es el ser más maravilloso, dado que todo lo que vive y todo lo que es inherte es maravilloso de por sí, incluso las cosas que para nosotros no son buenas. Pero son mecanismos que muchas veces se nos escapa a nuestra comprensión llevándonos a errores como el bien y el mal.
Yo no soy más que una partícula en medio de la inmensidad de todo el universo. Partícula que forma parte de una energía que lo llena todo en un movimiento contínuo hacia el equilibrio (lo que referencío como Todo).La magnificencia del Todo es que se forma a partir de las partes (como podemos ser tú, yo, una minúscula piedra del camino, una estrella muy lejana, una especie extinguida o algún ser que aún ha de venir); por tanto, como parte de ese Todo, participo de su sabiduría, no sólo pasivamente, sino contribuyendo a su existencia también de una forma activa. Yo doy y recibo del Todo.
Quizás es interesante aclarar que eso no significa que se me revelen todas las incógnitas, dado que la participación con ese Todo requiere un trabajo para el que el ser humano aún no se encuentra preparado. Estamos en la cola de la comprensión, pese a que nos consideramos los seres supremos por encima de todas las cosas. Nuestra prepotencia como seres, precisamente, es lo que nos separa de la comunión, del equilibrio, del conocimiento. Dios y otras proyecciones humanas (Marx) son símbolos que también nos distancian de esa fuente tan magnífica.
Volviendo a lo que decía, cuando afirmo que soy yo y no Dios quien me ayuda a mis objetivos en la vida, hay que especificar que ese "yo" al que hago referencia, apunta indirectamente a Todo. Tú participas de esa sabiduría y por ello contribuyes en mis logros personales, inconscientemente, sin necesidad de tu voluntad. Simplemente, porque formas parte de mi, como yo formo parte de ti; no en cuerpo, sino energéticamente.
En términos más concretos y palpables, ¿acaso no crees que compartiendo tu conocimiento conmigo estás contribuyendo en mi vida? Llévalo a su máximo explendor este mecanismo aparentemente simple, multiplícalo por todas las cosas que has visto y que no has visto, que existen, existieron o existirán, y las que jamás existieron ni existirán; intenta intuir en tu mente limitada por tu condición humana, el universo inabarcable, inimaginable, e imagina todos y cada uno de los movimientos que se entretejen entre unos y otros elementos de tal forma que sólo una partícula entra en contacto con el resto de todas las partículas, y así sucesivamente. Imagina no objetos, sino energía pura en continuo movimiento, en contínua lucha por mantener su equilibrio. Cuando tan solo atisbes una ínfima parte de todo lo que describo y lo que dejo por describir, entonces comprenderás que el Bien y el Mal son simples conceptos que pierden todo su sentido. Y aún añadiré que es imposible que el Bien exista si el Mal desaparece... porque uno necesita del otro para que simplemente sea pronunciado, más para que se practique. Y entonces comprenderás, llegados a este punto, que Dios (en los términos clásicos o dogmáticos) se equivocó y que en verdad no existe. Dios es la mayor de las creaciones humanas... irremediablemente.