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sábado, 24 de abril de 2010

Del nacimiento de un adiós

Me suenan las tripas, me pica el culo y tengo la cabeza dando vueltas. Y sin embargo tras las montañas parece que el sol brilla. Esto debe ser lo que llaman resaca de una noche vacía de alcohol...
Mi cabeza está seca, los sesos están secos. Ahora recuerdo lo que ayer olvidé. ¡¡Menudas mamarrachas!! No se puede ir por la vida pisando los pies ajenos. Cuanto menos, podrían arrojar toda su tontería en la punta de sus dedos.
Música apestosa para un local lleno de humos indecentes. Olor a feromona... Demasiada olor a feromona. Y yo en medio de la pista intentando combinar dos pasos acertados: uno... dos... ¡¡Menos mal que todo ha quedado en un sueño borroso en mi memoria!!
¿O no?
No... su pérfida mirada aun la tengo clavada en mi nuca. ¡Y me duele, por cierto!
En fin, ya tengo una más para borrar de la larga lista de condenados. ¡¡Directamente al infierno, tú y tus hipocresías!


Y la canción sigue sonando en lo más profundo de los recuerdos... ni, no, ni, no, na...

jueves, 22 de abril de 2010

Diario de un Mago

Diario de un Mago. 22-4

Pondré hechos importantes que vayan sucediendo.

Si algún día alguien encontrara este diario, espero haga un uso adecuado.

Aquí en mi recóndito escondite donde casi nadie llega jamás, reflexiono sobre unas visitas que se repiten a menudo últimamente.
Viene a visitarme cada día a la misma hora: las 5.17. Elige casi siempre esta hora intempestiva aunque a veces, su presencia llega a horas muy dispares. Su abrazo me hace sentir vivo, pero sus repetidas “autoinvitaciones”, he de decir que comienzan a sobrepasarme. No, no es que no la quiera pues la amo ya que, sin ella, no habría conocido tantas cosas, no habría aprendido nada… Sus argumentos siempre son muy difíciles de rebatir y cuando encuentro algo de peso con que defender mi postura, suele sorprenderme con algo tan simple como demoledor. Sus brazos son alargados y cuando me envuelve casi puedo por mucho ruido que me rodee, oír como algo en mi alma se rompe. Ella acapara toda mi atención y nada más parece tener el peso que mi cabeza me grita que tiene. Todas las demás quedan a un lado cuando se presenta por sorpresa y toda su magnitud me hace empequeñecer de tal modo que cualquier cosa queda injustamente absorbida, cualquier hecho pasa cruelmente a un segundo plano por magnífico que sea o haya sido… y solo queda en mi ese eco de cristales rotos que indica que algo se ha roto en mi alma. Es omnipresente, se hace llamar Tristeza.

No parece haber hechizo que pueda con ella.

Mis últimos experimentos sólo han conseguido menguarla momentáneamente.

Sigo trabajando con ahínco en una poción que pueda funcionar.

viernes, 16 de abril de 2010

Mensaje en una botella

Buenos días, tardes, noches... a quien lo esté leyendo debo decirte que es posible que este mensaje no sea para ti, pero no deberías parar de leerlo porque es posible que sí lo sea.
Soy un naufrago, aunque no uno de esos. Veo llegar las olas: algunas altas, otras bajas, unas fuertes, otras suaves... a veces las evito, es lo mejor que puedo hacer... otras las saboreo y dejo que me envuelvan en su mágica espuma.
Naufragué hace... no recuerdo cuando pero eso, para ti querido amigo/a, no es relevante. Podría haber sido ayer o hace veinte años y la sensación, difícil de creer quizás, sería la misma.
Oteo el horizonte cada día esperando a veces que alguien llegue, otras que no llegue nadie. No creas que estoy solo, aunque a veces lo esté o lo sienta.
Me gusta sentarme a la orilla del mar y disfrutar de la sensación de sentirme muy pequeño. Parece que todos los problemas y demás empequeñecen ante la magnitud del mar. El mar. A veces trae magia para luego arrebatártela con una ola inmensa. Otras veces trae pesadillas que también acaba llevándose. Muchas cosas deja donde me encuentro, debo decir para ser justo, y me gustaría saber disfrutar más de todo lo que llega pero a veces no se hacerlo y es entonces cuando la marea suele arrebatarme algo y es entonces cuando me doy cuenta de que debí haberlo cuidado más... y me siento en la orilla observando el horizonte cada día, cada día, con la esperanza de que el mar me de una nueva oportunidad y me traiga de vuelta cosas que perdí... y me siento en la orilla con la esperanza de saber cuidar como se merece lo que un día me trajeron las olas... y me siento en la orilla tratando de aprender a disfrutar... y me siento en la orilla con miedo a que lo que llegue sea un barco que me saque de aquí.
A ti que no se quien eres pero que ya formas parte de mi vida o que, ¿quien sabe?, quizás ya me conoces... a ti mi buen amigo/a, gracias por leerme y comprender.

Viernes 16 de abril de 2010.

jueves, 8 de abril de 2010

Jueves, primer día de la semana

11:00
El despertador suena en una melodía que asciende lenta y pausadamente. Tejiendo aun los últimos hilos de los sueños, abro los ojos y desciendo de la factoría onírica. La luz de fuera se filtra por los resquicios de la ventana, a través de los agujeritos que perpetúan las persianas habidas y por haber. Y la habitación se cubre de una relativa claridad que me deja asegurarme que ciertamente la noche pasó y que despierto a la realidad de un nuevo día.

11:15
Finalmente decido levantarme de la cama y con gestos aun adormecidos retiro las sábanas, me re-coloco el pijama y calzo las zapatillas. Una vez en pie estiro todos y cada uno de los músculos que conforman mi cuerpo. Es un ejercicio con el que disfruto en los primeros momentos de cada día, tomando conciencia de los movimientos de estiramiento y contracción.

11:30
Al tiempo que el agua del té hierve en el cazo, enciendo el ordenador. Con relativa curiosidad me muevo por los diferentes confines de la internet global, navego por mi selección de feeds seleccionando aquellas noticias que en el día de hoy me apetecen leer, ajenas a las catástrofes que los mass media nos ponen por costumbre. De causalidad me topo con el post de un blog que da unos buenos días revigorizantes a este jueves corriente y común. Shared.

12:00
La taza del té humea a mi lado mientras sigo actualizando perfiles, respondiendo mensajes e interaccionando con el acrónico ciberespacio. Tomo dos sorbos de té y me aseguro de que efectivamente aun quema, para pasar inmediatamente a actualizar los últimos acontecimientos acaecidos en mis aulas virtuales: por dos veces reviso que mis compañeras de grupo no han contribuido con ninguna aportación para la entrega de este domingo.

12:30
Tomo el último sorbo del ya frío té de la mañana. Disfruto perdiendo tiempo (mejor llamarlo inversión) en poner a punto las aplicaciones del tan de moda Facebook. Acabo de enterarme que si las agregas a favoritos aparecen en el panel de la izquierda.

13:00
A vueltas con las noticias seleccionadas, compartiendo con el resto de los internautas que mantienen ciberlazos con mis perfiles. ¿Y qué dicen mis twitteros favoritos? Les espío desde el silencio de las palabras no tabuladas. Y finalmente tomo conciencia que en la lejanía de sus casas los tengo cerca, y el mundo sigue respirando.

14:00
Mi madre constituye la primera persona de carne y huesos con la interacciono en el día a día. A través de ella cobra sentido de nuevo el mundo fuera del ciberespacio. Y tras las ventanas se prolonga el movimiento del mundo vivo, de la gran ciudad de Barcelona. Vuelvo a estar aquí y ahora. Ya no es mañana ni estoy en Shangai.

15:30
Aunque accidentadamente, llegó la hora del adiós.
...y la veo alejarse, diminuta, allí en la calle.
Por primera vez soy yo la que la saludo desde el balcón y la que ella apresura el paso al tiempo que se gira de tanto en tanto para levantar la mano y volver a despedirse.

Y un beso se queda clavado en la esquina que definitivamente nos separa.

A mi hija

Querida hija,
estás a punto de iniciarte en el aprendizaje de la vida y he considerado oportuno transmitirte cuatro advertencias que quizás, y sólo quizás, puedan orientarte para estar a gusto en este mundo. Obviamente, no pretendo hacer de esto una lección de vida y sólo tú sabrás si hacer uso de mis advertencias es algo útil o fútil para ti.

En primer lugar quisiera advertirte de que el mundo está repleto de caminos que te proporcionarán diferentes formas de recorrerlo. Encontrarás caminos breves y caminos eternos, atajos y caminos laberínticos; caminos angostos, caminos llanos, caminos peligrosos, caminos ocultos; caminos...
Las posibilidades serán tantas como puedas alcanzar a imaginar, y las opciones de recorrer uno, otro, o todos siempre estará en tus pies. Y es que nadie más que tú tiene poder para decidir por ti tu camino; así pues, camina en libertad y sé dueña de ti misma.

Verás que para recorrer esos caminos sólo dispones de ti misma. A lo largo de la vida podrás encontrarte con personas que te acompañen parte del camino, personas que sencillamente se crucen contigo, personas que adelantes o te adelanten; personas... y a veces nadie.
Nadie excepto tú que siempre estarás contigo. Es entonces cuando volverás la mirada a ti, a tus pies, para cuidarlos y protegerlos, para comprenderlos, para amarlos; porque son ellos, tú, el bien más preciado que tendrás a lo largo de tu existencia.

Por muy fugaz que sea el tiempo que compartas con las personas que se crucen en tu vida, no olvides observar y aprender, pues en cada una de esas personas se esconde una sabiduría milenaria que puede serte de gran utilidad en tu proceso de caminar. Guarda los silencios con gran recelo, pues siempre es mejor ser amo de aquello que callas que esclavo de tus palabras. Y por encima de todo no juzgues, acepta y respeta al que tienes al lado, pues nunca sabes qué senderos le han conducido hasta ti.

Finalmente, quisiera advertirte además de que éste es un mundo en perpetua construcción que busca, como todo lo propio en el universo, su equilibrio. Verás en él leyes del bien que operan enfrentadas a las leyes del mal; ambas decantan la balanza en un infinito vaivén armonioso unas veces, abrupto otras tantas. Entonces recordarás que tú formas parte de este mundo y, por tanto, eres persona activa en su proceso de construcción: tu contribución puede ayudar a decantar la balanza hacia uno u otro lado. Sé siempre consciente de tus limitaciones y de tus virtudes y actúa de acuerdo con tus propias convicciones. Transforma.

Estas son las advertencias que una ciudadana del mundo puede darte en el día de hoy. Y sin embargo, espero que cuando leas esta carta seas lo suficientemente crítica para valorarla en su justa medida: como una opinión más que se suma a la de millones de personas que conformamos el hermoso puzzle del aquí y ahora.

martes, 6 de abril de 2010

Unas horas en la vida de alguien

- Espera, espera un poco -
Pero ya es inútil. La vida tal cual la he concebido hasta el día de hoy, está a punto de pasar a la historia. Una historia de esas a las que la gente no le da la menor importancia, es decir, tú pregunta por la calle sobre la historia de "Pepe". Lo primero que pasará es que te observarán con ojos escrutadores buscando en tu cara algún indicio de fiebre o locura transitoria, lo segundo, te preguntarán que quien coño es Pepe. Es normal, nadie tienen ni pajolera idea de quien soy, sin embargo no deja de ser curioso que la pregunta sea "¿quien es Pepe?" y no algo como "¿que le ha pasado?"..... si respondes algo como "es el hijo de la frutera" ... entonces parece que ya es alguien más cercano y por ende, su paso por la vida ya es algo que empieza a interesar... pero en fin, no quiero liarme. Yo soy Pepe.
La veo alejarse y me pregunto cuantas cosas se van con ella... cuando las respuestas empiezan a hacer cola en mi cabeza y prácticamente escucho el sonido de la máquina dispensadora de números otorgando tanda a cada una de ellas, decido tirar al alza y pensar que más de la mitad de mi vida se está marchando. Sé que se marchan muchas cosas porque antes notaba dentro de mí un "lleno" que ahora dista mucho de estarlo.
Ya en casa sigo preguntándome si se va algo más que no he contemplado. Doy vueltas y vueltas pasillo arriba y abajo buscando algo desconocido que de pronto me urge encontrar. No sé que es, no tengo ni idea, pero sé que es realmente importante que encuentre lo que busco. Los nervios comienzan a devorarme como pirañas, la tristeza me abraza estrangulándome entre sus suaves dedos...
- ¿Donde está?-
Casi suplico, pero es que ni tan solo se dónde buscar porque no sé lo que busco. ¿Has tenido alguna vez esa sensación?
Corro hacia el baño y me lavo la cara repetidas veces tratando de recuperar un control que se lleva el viento. Alzo la cabeza y mi corazón se relaja en una pausa tensa. Ante mi, el espejo me habla de un dolor al que creí no sabría nunca poner una imagen. Miro a los ojos de mi "yo" y espero dándome cuenta de algo que me aterra y me tranquiliza. Estoy aquí pero por los pelos, esta vez con ella, casi se van dos cosas: ella y yo.
El teléfono suena y la charla se alargará durante horas: ¿A ella le ha pasado lo mismo? ¿Es posible unirse tanto a alguien, a determinadas personas que luego todos somos lo mismo? ¿Un yo de grupo donde algo, el alma, el amor mutuo se entremezcla de manera que todos estamos entrelazados desde que sentimos ese amor por otra persona: amig@, amante, familia...?
Cuando cuelgo el teléfono todo está solucionado y no recuerdo lo que buscaba hace un rato... aunque ahora ya no me urge, no recuerdo si lo encontré... en fin. Buenas noches.

jueves, 1 de abril de 2010

Y te amaré mejor



Repican las herraduras en el asfalto del desierto.
Vuela el viento al son del cabello desbocado.
La luna pugna por esconderse en la fiesta de la noche.

Las sirenas danzan desorientadas en las profundidades de tu alma.

Y te amaré mejor.
Porque mucho y demasiado es un error.

Silencios ocultos tras el azul de la roca.
Palabras rotas flotando en el aire, suspendidas.
La música llena el vacío del espíritu alocado.

Las olas rompen en la línea del horizonte.

Y te amaré mejor.
Porque mucho y demasiado es un error.

Los castaños ya florecen en el mes último del otoño tardío.
La tierra se revuelve contra su amo incondicional.
Las flores esconden sus pétalos en la despedida del adiós.

El dragón exhala su último aliento de perdón.

Y te amaré mejor...