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martes, 30 de septiembre de 2008

Oposición Silenciosa

La esquizofrenia es un trastorno caracterizado por una degeneración crónica de varios aspectos psíquicos del individuo como el juicio de realidad y una desorganización de los aspectos profundos de la personalidad. Existe una gran variedad de síntomas entre los que encontramos...

toc... toc... toc...

Existe una gran variedad...

toc... toc... toc...

***

Las paredes son blancas. El suelo es blanco. El techo es blanco...
Me siento cansada... y todo se ve borroso. ¿Dónde estoy?

La luz es blanca, cegadora. Me duelen los ojos. ¡¿Dónde estoy?!

No hay ventanas, no hay puertas... estoy dentro de un cubo blanco.
Las paredes son blancas y están acolchadas... el suelo está acolchado. ¿Estará acolchado el techo? No parece...

No puedo moverme... no puedo moverme... ¡¡no puedo moverme!!

¿Qué es lo último que recuerdo?

***

Abro los ojos... lentamente... ahí está con su bata blanca.
- No puedo moverme...
- ¿Cómo te sientes?
- No puedo moverme... ¿dónde estoy?
- En casa.
- Esta no es mi casa... ¿esta no es mi casa?
Mátalo...
- ¡¡Esta no es mi casa!! (...) ¡¡No!! ¿Qué es eso? No me inyecte nada por favor...
Ahí está con su bata blanca... Lentamente... cierro los ojos.

***

No hay ventanas ni puertas en este cubo. Es un cubo blanco sin salida.
¿Por qué estoy aquí?
Yo no fui...

toc... toc... toc...

La esquizofrenia es un trastorno caracterizado por una degeneración crónica de varios aspectos psíquicos del individuo...

toc... toc... toc...

¡¡Deja de jugar con la puta pelota!!

Una pelota... otra pelota... pelota... y otra... pelota... y otra...
Mátala...
No puedo moverme.

***

- ¿Qué tal se siente hoy?
Mátalo...
- ¡¡Que te den!!

***

Yo no debería estar aquí... es ella la que debería estar aquí...
- ¡¡Ya basta!!
- Así no puedo... así no puedo...
- Oye, disculpa pero es que tengo que decírtelo... Tengo un examen muy importante dentro de pocos días y cada noche estás haciendo ruido...

Jajajaja... jajajaja... jajajaja... ¡¡jajajaja!!
¡¡¡Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaahhhhh!!!

miércoles, 24 de septiembre de 2008

Mi querido Punset...

Seguro que muchas de vosotras conocéis a Eduard Punset, un famoso divulgador científico. Me consta que muchas de sus investigaciones son interesantes en diferentes ramas de la ciencia; no obstante, por lo que a la psicología se refiere siempre he tenido ciertas reticencias hacia sus teorías, de algún modo siempre deterministas.
Un amigo que le sigue la pista un tanto más de cerca que yo me pasó un artículo hace unas cuantas semanas. Finalmente hoy me he parado a leerlo quitándome la mucha vagancia que me daba hacerlo. Dicho artículo acaba con una serie de preguntas interesantes cuyas respuestas del propio Punset dejan bastante que desear. Cito el parágrafo de interés en particular:
Sólo hay una cosa que todavía no me cuadra en todo esto. Me he pasado años estudiando las dimensiones de la felicidad y he asesorado en la ejecución del estudio académico de mayor envergadura jamás efectuado. La multinacional [omito propaganda] ha realizado la definición más exhaustiva y rigurosa de las dimensiones que definen la felicidad. Pero ahora –a la luz de lo que veo en la calle– me pregunto si lo más importante no sería descubrir las razones que explican esa capacidad infinita de la gente para ser infeliz. ¿Tiene esta infelicidad algo que ver con el inconsciente del que hablaba antes?
Desde mi humilde punto de vista creo que intentar limitar el ser humano a su entorno más inmediato es un terrible error para contemplar su propio comportamiento. Las personas nos construimos a partir de la interacción entre individuo y sociedad e intentar obviar el factor de influencia que la sociedad o la cultura ejerce sobre el ser humano es tan absurdo como intentar omitir la importancia de la propia genética en el ser humano. Así pues, las personas somos seres multidimensionales en los que todos los factores juegan un papel fundamental para construir lo que mal-se-llama personalidad.

Parece que poco a poco el estudio del comportamiento humano avanza, y en comunión con otras disciplinas (neurociencia, sociología, etc.) la psicología ha generado un corpus teórico amplio. A día de hoy nadie cuestiona la importancia de la genética ni de los enlaces neuronales; tampoco nadie cuestiona la relevancia de las emociones a la hora de establecer sinapsis que determinen el comportamiento y como el ambiente influye en ello. No obstante, no acabo de comprender las reticencias a los aspectos socio-culturales que nos enmarcan. ¿Por qué la muerte puede producir felicidad en unas culturas mientras que en otras es símbolo de tristeza? ¿Cuáles son los factores genéticos, neuronales o ambientales que pudieran influir en esas diferencias? Ninguno.

Del porqué las personas (del mundo occidental) somos infinitamente infelices deberíamos girar la mirada hacia aquellos mensajes que nuestra sociedad nos envía, mensajes que todos hemos comentado alguna que otra vez en esas conversaciones esporádicas e informales. ¿Cómo voy a ser feliz si necesito tener una casa, dos coches, un equipo informático nuevo, todo tipo de electrodomésticos y utensilios banales, el sofá de último diseño y a la par más caro, etc.? ¿Cómo voy a ser feliz si necesito invertir excesivas horas en un trabajo mediocre pero que me ha de impulsar al éxito profesional a costa de mi propia familia? ¿Cómo voy a ser feliz si los lazos sociales cada día son más pobres y débiles? ¿Cómo voy a ser feliz si los sueños que construyo en la primera mitad de mi vida se convierten en utopías una vez rebasados los años de juventud? ¿Cómo voy a ser feliz si tengo que hacer cabriolas para mantener mi cuerpo 10 a la par de que me atiborro de comida rápida?

¿Cómo vamos a ser felices si nos estamos llenando de mensajes abusivos y materialistas que hacen que perdamos de vista las cosas sencillas de la vida, las que realmente nos harían felices?

¿No creéis que ya es hora de empezar a construir otra sociedad mucho más digna? ¿O es que nadie quiere ser realmente feliz?

Ladrones de sueños

Tum, tum... tum, tum... El corazón late desbocado. ¿Creías que podrías librarte? Espero que jamás se cruzara semejante idea por tu cabeza. No, no... Lee atentamente lo que podría ser tu historia y no me juzgues por llevar a la pantalla tus palabras (¿tus palabras?); sabes perfectamente que la historia siempre la escriben unos pocos y nunca son los protagonistas.

***

Ahí estaba Mc.Cacique con una coke en la mano. El vaso le temblaba nerviosamente y los hielos no dejaban de repiquetear contra el cristal. Tenía los ojos perdidos en el pasado, entornados, como intentando recordar algo, aunque nadie sabía bien bien el qué pues hacía un buen rato que no hablaba. Llevaba el pelo recogido en su habitual coleta con la particularidad de que estaba aplastado por una contundente cantidad de gomina; el pelo tirado hacia atrás. Vestía su pijama de las tardes* azul oscuro a rallas blancas y estaba sentado en su habitual sillón rojo chillón.
La luz aun entraba por el gran ventanal a su derecha iluminando la enorme sala. Se veían libros de cine amontonados por todas partes: "Cortos comerciales", "Como ser un director de primera sin pasar por la casilla de lo alternativo", "Gane tiempo y dinero vendiéndose a las masas", "Usted puede ser uno de ellos si decide ir por el camino fácil", ... En la pared del fondo una noticia empapelaba por completo la pared. Desde nuestra posición podía leerse el titular:
"El 80% del público que asiste a los cines es de mente obtusa y son los que dejan el dinero".
Sin lugar a dudas, esta había sido una sentencia pronunciada por muchos creadores del cine.

¿El cine es obtuso porque sólo predomina el espectador obtuso? ¿O el espectador es obtuso porque sólo predomina el cine obtuso?

- Joder, aquella cena me salió cara. En ningún momento pretendía afirmar que realmente quisiera hacerme de oro con mis películas. Tan solo puntualizaba que una buena forma de poder hacer cine alternativo era consiguiendo fama y éxito primero... Es mucho más fácil conseguirlo así que de la otra forma; cualquiera de las dos habría estado igual de bien... Lo que está claro es que en ningún momento dije que quisiera hacerme de oro con esto... simplemente... ha sucedido. A fin de cuentas, yo iba para administrativo...

Con el paso de las horas la luz de la sala cambió, se encendieron velas por toda la mansión y la chimenea de la sala prendió un imponente fuego. Es así como las sombras de los muebles novocentistas empezaron a bailar en las paredes dejando oscuros recovecos en un halo de misterio, quizás para algún ratoncillo. Los periodistas fueron desfilando uno a uno, o de dos en dos, y finalmente sólo quedó una:

- De acuerdo Mc.Cacique, ¿qué tal si nos tomamos el último chupito en el chino mientras me cuentas qué fue del último trailer que estabas montando? ¿Cómo era...?

___
* En esta vida existen hábitos que con el paso del tiempo y el cambio de status merecen conservarse aunque con relativas modificaciones: cambiamos el sofá habitual por un sillón y un conjunto de pijamas para las diferentes horas del día.

sábado, 20 de septiembre de 2008

The great beyond

La calle está llena de transeúntes. Los pasos se arritmian sobre algunas hojas caídas de los árboles. Un niño llora en una esquina porque su madre se ha perdido. La esquina está sucia, alguien meó hace horas, quizás días. Otras hojas sobrevuelan la ciudad junto con las palomas manchadas de ceniza sucia. Las nubes corren por el techo; unas grises, otras blancas. Nadie se detiene y el mundo sigue girando sin prisas, lentamente.

Tres, dos, uno... cuentan unos niños en un parque. Ellas saltan a la comba mientras cantan una canción desacorde con voces infantiles. Otros corren de árbol en árbol intentando pillarse. El tiempo pasa y se hacen adultos. A ellos les sale barba de tres días; a ellas les va la moda de última pasarela. Danzan, corren, se sientan y alguien chilla. Es del cuarto de al lado, pero nadie se inmuta. El chillido de las 7:30.

Las cartas siguen corriendo encima de la mesa. Humo, mujeres, ruido que silencia la mente. La bola gira y gira y gira y de repente se detiene. Nunca sabes a quién le va a tocar, simplemente toca. Unas veces se gana y muchas, si no todas, se pierde.

Los pájaros cantan, la estación se llena del último autobús. Al final sólo queda uno que espera la demora. Ella llega corriendo y saltando. No ve de lejos y tampoco de cerca. Él no se mueve por miedo a ser descubierto. Tiene curiosidad por saber cómo acabará la historia pero quizás un paso en falso podría precipitar un abismo.

¿Qué se puede hacer cuando te dicen que no? El libro pasa página, las letras se suceden. Un Schopenhauer, un Foucault, un Chomsky... Aunque el mundo gira ajeno a todo cuanto sucede. Egoísmo en rocas de inconmensurable tamaño. Rocas de sal de mar, ahora dulce, ahora salada. Ganas de vomitar odio, rabia, impotencia, frustración, dolor... Hay muchas formas de traicionar y una de ellas es dando la espalda cuando más te necesitan. Adiós, adiós, adiós y disfruta de la soledad que buscas.

viernes, 19 de septiembre de 2008

El pozo

Hacía un tiempo el pozo estaba seco. Tras los muretes de la superficie el mundo desaparecía en una oscuridad que lo tragaba todo. Tan solo un olor a estancado que provenía del fondo daba a entender que uno seguía vivo. Era fácil perder las horas en lejanos pensamientos, cabeza en manos y codos por soporte. De vez en cuando corría una suave brisa que llenaba la camisa, jugando al tiempo con ella.

Sin embargo, hacía escasas semanas había sucedido una terrible desgracia. El pozo había llenado su vacío en un desmesurado montón de oro que prácticamente lo cubría todo hasta la superficie. Y esto al desventurado Jordi le consumía. El pozo estaba tan lleno que no cabía lugar al libre-pensamiento, a la soledad bien-querida; y el oro brillaba tanto que resultaba molesto, cegador, sobrecogedor.

(...)

Con el tiempo ya nunca más el viento suave desenredó los rizos de Jordi. Ningunos zapatos volvieron a pisar las hiervas del murete. Ningunos ojos, bien conocidos bien desconocidos, atisbaron más sombras extrañas en la oscuridad.
Con el tiempo, el pozo cayó en el olvido y se perdió en una leyenda...

miércoles, 17 de septiembre de 2008

Apocalipsis

Duele el alma al ver las cabezas de Dragón; ¡cuántas risas perdidas en el tiempo! El campo de batalla quedó yermo de vida y ahora es muerte todo lo que en él reposa. Ciudad sitiada, es llama, es fuego, todo a cuanto aspiro... ¡O Dios vengador! ¡Dadme muerte, caballero oscuro! Mirar atrás no quiero lo que doler el alma no deja.

En el camino te encontraré... camina...

Silba el viento entre las ruinas de lo que antes fueron esbeltos edificios. El verde se destiñe de rojo, la luz del sol se apaga. Destrucción, destrucción, destrucción. Un pueblo derrotado, abandonado, cadente de sentido. ¿Por qué, oh, Dioses? ¿Por qué nos disteis vida para arrebatárnosla? ¿Dónde quedaron Temis y Minerva?

En el camino te encontraré... camina...

Hace tiempo dejaron de existir las estaciones; la primavera nunca más sucedió al invierno, y nunca más volvió la época de las cosechas ni la de los colores cálidos... El mundo dejó de girar y de cambiar, siempre cubierto de un blanco espeso sobre la superficie y de un negro oscuro en el cielo; tormentas de fuego eléctrico corriendo por los campos.

En el camino te encontraré... camina...

Las tumbas se suceden en cruces romanas y griegas; al final del camino un epitafio los honra a todos:

Sólo le pido a los dioses que tengan piedad con el alma de este ateo
¡¡RIP, RIP, hurra!!

miércoles, 10 de septiembre de 2008

Nightmare

Hojas de luces...
Caigo
El cielo está encapotado de nubes oscuras y amenazantes. A lo lejos cae un rayo en ninguna parte. Todo se ilumina por unos instantes.
El mar se agita vigorosamente, oscuro e imponente, en medio de la noche. Las olas están coronadas de una capa de espuma blanca como un can enfurecido.
No hay estrellas, no hay luna.
Caigo

El estanque está lleno de hojas verdes que rápidamente se marchitan. La última rana viva croa ferozmente abriendo su boca de forma exagerada.
Dentro hay una princesa con su traje de tul y su gorrito en forma de cono. Toda ella es de color de rosa, inclusive el cabello.
La luz se apaga...
Caigo

Un autobús en la carretera, veloz, se acerca a Barcelona. Viene del este... quizás del oeste. No queda claro en la matrícula.
Como en un huevo sorpresa se mezclan la curiosidad y los nervios de saber qué es lo que se esconde en el interior. Maletas, maletas, maletas...
Corre y nunca llega a su destino. 103 muertos. ¿Tantos? Tantos...
Caigo

Se abre la carretera volatilizando todo alrededor como las aguas ante ¿Moisés? Un caracol avanza a una liebre. Soy la liebre... me siento derrotada, vencida. Me ha ganado. ¿Quién? Un caracol...
Caigo

Abro los ojos y huelo el té de la mañana. Un aroma inconfundible.
Por la persiana se cuelan rayos que iluminan parcialmente la habitación. Fuera hace un día espléndido.
Estoy en mi cama pero la pared de enfrente está desnuda. ¿Dónde se han llevado la Tierra Media? ¿Quién me ha robado a Bécquer? ¿Por qué no hay ninguna de las fotos de mis niños?
Caigo

Abro los ojos y huelo el té de la mañana. Un aroma inconfundible.
Por la persiana se cuelan rayos que iluminan parcialmente la habitación. Fuera hace un día espléndido.
Caigo

Abro los ojos y huelo el té de la mañana. Un aroma inconfundible...
Un grito en la oscuridad.

martes, 9 de septiembre de 2008

Polvo

Dios dijo, "Haya luz", y hubo luz. Dios vio la luz, que era buena, y Dios causó separación entre la luz y entre la oscuridad. Dios llamó a la luz "Día" y a la oscuridad llamó "Noche". Y hubo tarde y hubo mañana: día uno.
(...)
Dios dijo, "Hayan luces en la expansión del cielo para separar entre el día y entre la noche. Serán como señales de las estaciones, de los días y de los años. Y serán como luces en la expansión del cielo para brillar sobre la tierra." Y así fue. Dios hizo las dos grandes luces, la gran luz como gobernadora del día y la pequeña luz como gobernadora de la noche e las estrellas. Dios las colocó en la expansión del cielo para brillar sobre la tierra, para gobernar el día y la noche, y para separar entre la luz y entre la oscuridad. Y Dios vio que era bueno. Y hubo tarde y hubo mañana: día cuarto.

El ascenso a la montaña estaba resultando muy duro. La pendiente era pronunciada y el camino se veía coronado de piedras sueltas que se habían desprendido de la cima. Cada paso adelante iba acompañado de una resbalada hasta tal punto que más de una vez se creía retroceder más que avanzar. Por si no fuera suficiente, las inclemencias del sol dificultaban aun más el avance. Hacía horas que cualquier tipo de vegetación o alma tuviera lugar; la montaña estaba yerma. El aire era seco provocando ardores en la garganta; el agua hacía rato que se había acabado.

Patrizie padecía una enfermedad terminal en un estado bastante avanzado. Los médicos no se andaban con remilgos para hacerle comprender que sus días estaban contados. Quizás fue esto lo que la motivó a abandonar su acolchada cama del hospital... las motivaciones siempre son resbaladizas para el que es mero observador.

Pese a las dificultades del ascenso, ella se había propuesto llegar a la cima. No llegar suponía morir en vida, fracasar en su sentido existencial. Había abandonado su obligación por demasiado tiempo y a sus 67 años de edad se veía en la obligación de empezar a respetarse. Ya había perdido casi siete décadas de vida insulsa sumida en el miedo, la desesperación y las comodidades de su tiempo. En su hora póstuma, enferma, había llegado el momento de plantarle frente a su gran miedo, tomar las riendas de su vida y hacerse con aquello que siempre le había sido negado.

Su aspecto era lamentable: su pelo blanco estaba revuelto y sucio, la cara manchada de sangre de rodillas y manos, tantas eran las veces que había caído al suelo; tenía moratones por todo el cuerpo, los labios secos por la sed, cortes y piel reseca que se agrietaba a cada minuto. Le dolía todo de forma tremenda y parecía que el corazón se detenía por momentos, la sangre se agolpaba en las sienes o bien se cuajaba en cualquier otra parte; el aire no llenaba los pulmones y la cabeza le dolía sobremanera; de tanto en tanto se le nublaba la vista hasta la ceguera...
Sin embargo, Patrizie debía llegar a la cima. Allí rozaría el sol adueñándose de la calma, de la paz, de la serenidad... Su cuerpo quedaría atrás junto al dolor. Al fin sería feliz consigo misma y con los demás; al fin se habría encontrado...

Mientras vomitaba ácido del estómago no pudo evitar pensar en su vida.
¿Por qué me abandonaste, madre? ¿Por qué te fuiste, padre? ¿Por qué me habéis dejado sola? ¿No hay nadie en el mundo?
Lágrimas de sangre brotaban de sus ojos y caían sobre el polvo del camino.

¿Vuelve el polvo al polvo?
¿Vuela el alma al cielo?
¿Todo es sin espíritu,
podredumbre y cieno?
No sé; pero hay algo
que explicar no puedo,
algo que repugna
aunque es fuerza hacerlo,
el dejar tan tristes,
tan solos los muertos.
(*)

La vida se le escapaba entre los dedos. Sujeta por un único hilo vital, se levantó y a los tres pasos volvió a caer.
Sus manos estaban frías, su corazón latía lento...
Hacía rato había dejado de sentir la parte inferior de su cuerpo... Desesperada Patrizie gritó; un alarido que atravesó la montaña, recorrió las faldas de ésta y los bosques del horizonte. Una manada de pájaros alzó el vuelo. El viento sopló más fuerte levantando más polvo del camino. Poco a poco el eco se fue apagando y todo se sumió en un nuevo silencio más doloroso aun que el anterior.

Despertaba el día,
y, a su albor primero,
con sus mil ruidos
despertaba el pueblo.
Ante aquel contraste
de vida y misterio,
de luz y tinieblas,
yo pensé un momento:

¡Dios mío, qué solos
se quedan los muertos!
(*)

Los minutos transcurrían lentamente. Tan lejos y cerca la cima parecía reírse de ella. El sol aumentó su rayos haciendo que las sombras se movieran rápidamente... ora agrandándose, ora empequeñeciéndose.

La piqueta al hombro
el sepulturero,
cantando entre dientes,
se perdió a lo lejos.
La noche se entraba,
el sol se había puesto:
perdido en las sombras
yo pensé un momento:

¡Dios mío, qué solos
se quedan los muertos!
(*)

Las fuerzas se le iban y Patrizie permanecía inmóvil. Cualquier movimiento le resultaba un terrible esfuerzo. Ciertamente no disponía de la suficiente fuerza para levantarse del camino.

Pensé, mas fue engañoso pensamiento,
armar de duro ielo el pecho mío;
porqu' el fuego d' Amor al grave frío
no desatase en nuevo encendimiento.

Procuré no rendir m' al mal que siento;
y fue todo mi esfuerço desvarío.
Perdí mi libertad, perdí mi brío;
cobré un perpetuo mal, cobré un tormento.

El fuego al ielo destempló en tal suerte,
que, gastando su umor, quedó ardor hecho;
y es llama, es fuego, todo cuanto espiro.

Este incendio no puede darme muerte;
que, cuanto de su fuerça más deshecho,
tanto más de su eterno afán respiro.
(**)

- Levántate, Patrizie, y anda.

Una voz sonó estentórea detrás de ella. No había nadie.

- Levántate, Patrizie, y anda.

En esta ocasión la voz sonó fuerte e imponente. Patrizie reunió fuerzas y se levantó. Alzó lentamente el cuerpo hasta apoyarse en sus dos piernas aun temblorosas. Apretó los puños y dio un primer paso. Se tambaleó fruto del mareo y la debilidad, pero no cedió. Dio un segundo paso y un tercero y resbaló, pero tampoco cedió. Lentamente prosiguió el ascenso, sorteando dificultades, retrocesos, debilidades, sed y hambre... Al cabo de siete días, llegó a la cima y envuelta de una sonrisa se desvaneció del mundo...

- ¿Quién eres?
- Soy Patrizie. Siempre estuve a tu lado pero nunca me oíste... Tenía tantas ganas de estar contigo, mi querida Patrizie... ahora ya puedes descansar.


¿Vuelve el polvo al polvo?

___
(*) Gustavo Adolfo Bécquer
(**) Fernando de Herrera

martes, 2 de septiembre de 2008

Ciclo de agradecimientos: DESCONOCIDO

Tras los cristales el viento azotaba con fuerza las pocas hojas de los árboles. Estaba resultando un otoño duro y se apreciaba un invierno aun más crudo. Allá la noche era oscura y salvo el silbido del aire que se colaba por las rendijas de las viejas casas todo estaba en silencio. Hasta los búhos del bosque estaban quedos...
Sin embargo, en el hogar reinaba la calidez. La chimenea estaba funcionando a pleno rendimiento, ora exhibiendo grandes llamas de tonalidades rojas y amarillas, ora chispeando y crispando fuertemente sobre la madera aun húmeda. La televisión alegraba el hogar de vivos colores danzantes sobre las blancas paredes, de vivos sonidos variados. Aun se sentía el olor de la cena todo y que hacía buen rato que habían terminado; un olor intenso de cocido de carne con sus aromas contundentes; un olor que empezaba a mezclarse con el aroma del té y las pastas de licor.
La abuela se disponía a narrar sus historias, sus batallitas o sus anécdotas (según le fueran surgiendo) a sus estimados nietecitos que ya se habían estirado encima de la alfombra esperando su recompensa de la semana, como todos los viernes. Por supuesto, se habían preocupado de ahuecarle el cojinazo de la mecedora y colocar ésta entre la chimenea y los ventanales, como a la abuela le gustaba... Sabían perfectamente que las alternativas de dejarle tan embarazoso esfuerzo a la anciana sin acabar aburridos de la espera eran mínimas, así que inmediatamente les daban permiso a levantarse de la mesa corrían a disponerlo todo en su correcto orden.

Veréis... hoy mientras cenábamos he recordado aquella vez que estuve con Ge en un pueblo de cuyo nombre no consigo acordarme... ¿Cómo se llamaba? (largo silencio)... Bien, es igual... no es relevante para la anécdota... Os he hablado muchas veces de Ge... era mi mejor amigo cuando era joven... y un desastre; aquel día su despensa se había quedado completamente vacía...

Recuerdo que la noche anterior celebramos alguna fiesta... Y la fiesta debió ser sonada porque despertamos a las 20:30 horas del día siguiente... Recuerdo que desperté en el piso de arriba... un piso de techos bajos en el que hacía mucho calor... Él dormitaba en el sofá de abajo... Tras despertarle nos fuimos a tomar unas pintas al Irlandés de al lado... y sin quererlo nos dio la 1:30 de la madrugada... La noche en aquel pueblo era bastante tranquila, aun siendo sábado...

La verdad es que nos sorprendió el hambre a unas horas en las que encontrar algo de comer era más difícil que encontrar dos policías agradabl...

Nieta: ¡¡Eso no es cierto!! El otro día nos contaste que una vez en Madrid dos policías te hicieron de taxista...

Es cierto... jeje... De cualquier forma, encontrar comida a esas horas de la noche en ese pueblo suponía ser una historia imposible... No sé durante cuanto rato estuvimos dando vueltas por las calles, preguntando... Desesperados entramos en un club que disponía servicio de restaurante... Esperábamos que con un poco de suerte les hubiera sobrado alguna barra de pan... Pero tal suerte no existió así que empezamos a asumir que aquel día tocaba seguir bebiendo para olvidarnos del hambre...

Padre: Madre... ¿cuántas veces le he de decir que no hable así delante de los niños?
Abuela: Ay, ay, ay... ¡¡qué vas a hacer de esta vieja anciana!! A estas edades una no puede cambiar ya...

Como iba diciendo... en aquel club no había bocado para nosotros así que agachamos las cabezas en son de rendimiento... Mas cuál fue nuestra sorpresa... cuando vi aparecerse delante de mí una caja de pizza. La cargaba un chico joven y no dudé en abalanzarme sobre él:

Ju: ¡¡Uhhhhhh!! (señalando la caja)
Ja: ¿La quieres? (por supuesto se refería a la pizza...)
Ju: ¿De dón...?
Ja: Toma

(Me abrió la palma de la mano que señalaba nerviosamente la caja... y dispuso su pizza sobre ella...)

Ge: ¿Y tú? (por lo visto también mi amigo se abalanzó sobre la caja de la pizza)
Ja: Ya comeré algo cuando llegue a casa...
Ju: ¿En serio?
Ja: Sí...

...La pizza estaba tan rica...