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jueves, 25 de diciembre de 2008

Cittadels

Fase de Distritos.
Kassia revela al Emperador.
Kassia le cede la Corona a Jobensa a cambio de 1 moneda.
Kassia coge 2 monedas.
Kassia construye un Mercado.
Kassia recibe 1 moneda de impuestos.
Kassia recibe dos cartas por el Parque.
Kassia termina su turno.
Salmonelo revela al Obispo.
Salmonelo coge 2 monedas.
Salmonelo recibe 1 moneda de impuestos.
Salmonelo construye un Monasterio.
Salmonelo termina su turno.
Jobensa revela al Arquitecto.
Jobensa coge 2 cartas usando al Arquitecto.
Jobensa coge carta.
Jobensa construye un Señorío.
Jobensa construye una Taberna.
Jobensa construye una Tienda.
Jobensa termina su turno.
Termina la partida. El ganador es jobensa.
Salmonelo pierde -1.73 puntos.
Jobensa gana 5.945 puntos.
Kassia pierde -4.21 puntos

¿Pero de qué suerte me hablas? En este juego se pierde y se gana de muchas formas, de acuerdo, pero la suerte te repito se la genera uno mismo. Una partida no se gana ni se pierde en una ronda, ¡¡y deja ya de replicar coño!!

Cittadels

Silencio roto

Carolina busca entre las cosas de su fallecido padre. Finalmente encuentra su preciado tesoro. Se trata de un papel doblado en cuatro partes, envejecido por el transcurso del tiempo. En él parece haber algo escrito con una de esas plumas con las que los clérigos traducían textos...

Una persona se puede empeñar en hacer callar a otra y los motivos pueden ser variados. A veces simplemente es que lo que se escucha duele o supone un terrible esfuerzo asumir un cambio. Otras veces se percibe como un proyectil que atenta contra la integridad personal. En cualquiera de los casos tengo claro los motivos por los que no dejo de hablar ni dejaré de hablar. Sé que son motivos nobles, loables, y por ello no me avergüenzo, y por ello me empeño más aún en hablar cuando se me manda callar.

Uno de esos motivos es muy sencillo: te quiero. Quizás no te quiero de la forma que una mujer quiere a un hombre. No, te quiero a mi manera, la única que sé y conozco, y la única de la que quiero saber y quiero conocer. No me interesan otras formas de querer.

El segundo motivo no es tan sencillo de explicar como el anterior aunque intentaré expresarlo de la mejor manera que se me ocurra: he visto tu luz. Sí, las personas poseemos una luz; en muchas, la luz está apagada o casi escindida la mayor parte del tiempo; en pocas, la luz brilla con una fuerza descomunal, o como tú dirías con un “fulgor excelente”. Lo normal para cualquier mortal es que esa luz varíe en intensidad, brillo y luminosidad en el transcurso del tiempo o incluso con el paso de las horas. En tu caso, he podido ver un potencial inaudito, una luz tremendamente potente y cegadora pero que no causa dolor alguno, llena de paz y de armonía. Sé que es real porque me la has mostrado, y la he sentido delante de mí. Eras tú pero un “tú” transformado, crecido, grande… Un “tú” capaz de mirarse a sí mismo, hacer una crítica constructiva y proyectarse hacia un ideal de sí mismo. De tu boca han salido verdaderas palabras de victoria para contigo, palabras sabias e inteligentes. Y tú las creías y las hacías tuyas; te adueñabas de ellas interiorizándolas, saboreándolas y disfrutándolas. Tal ingesta habría causado daños en personas poco preparadas pero no en ti. Sí, yo lo he visto con mis propios ojos porque delante de mí fuiste un hombre libre por un momento.

Estos dos motivos me llevan a un tercer aspecto importante. Siendo consecuente conmigo misma y en un acto de verdadera generosidad me veo en la obligación de recordarte una y otra vez tus posibilidades de libertad. Muy probablemente esto pueda apartarme de tu lado. Es un riesgo que quiero asumir y lo quiero asumir porque te quiero y no puedo contribuir a apagar esa luz que llevas dentro, ese potencial.

Todos merecemos nuestra libertad porque es algo que nos pertenece y que nos ha sido robada. Debemos aprender a recuperarla y aunque me consta que mis palabras pueden ser brutas la única pretensión es mostrarte este cariño, esta llave a esa puerta que ha de llevarte a tu luz interior. Crece sin miedo.

Dios

21 de diciembre de 2008, domingo:
Empiezo a intuir a Dios. Lo observo, lo veo crecer. Abre sus alas ante mí. Su luz se hace más intensa por un momento. Es un hombre, es Dios.
Soy Dios. Mi luz lo abarca todo iluminando la oscuridad de la noche. Dios se ha encontrado a sí mismo, frente a frente.

22 de diciembre de 2008, lunes:
Lo incognoscible se me presenta en forma de intuición. Mis sospechas cobran sentido: Dios existe. Hay algo que demuestra esta realidad: Dios existe porque Dios existe. Sí, puede parecer una tontería a los oídos de cualquiera pero cabe especificar que lo incognoscible no entiende de argumentos, de explicaciones. Todo se reduce a una simple (y compleja) sentencia: Dios existe porque lo intuyo.

23 de diciembre de 2008, martes:
¿Qué es Dios? Sé lo que no es.
Sé que no es nada concreto ni nada abstracto.
Sé que no es un ser inteligente porque lo incognoscible no puede definirse en términos cognoscibles.
Sé que no es un ser porque un ser estaría definido por algo concreto o algo abstracto y por tanto entraríamos en contradicción con la primera negación.

Definitivamente, Dios lo debe ser todo y debe ser nada.
Dios eres tú, soy yo. El domingo lo vi en ti, amigo mío, vi como crecía en tu interior atravesando tu materia y tu condición humanas. Vi como sonreía al crecer en su interior, al iluminarse. Tú comprendiste, te comprendiste, y dejaste expresar tu condición incognoscible que llevas dentro. Todos llevamos parte de esa condición en forma de intuición.

24 de diciembre de 2008, miércoles:
...

miércoles, 17 de diciembre de 2008

The show must go on


MusicPlaylist
Music Playlist at MixPod.com




Espacios vacíos, lugares abandonados,

¿para qué estamos viviendo?

¿Alguien sabe lo que buscamos?
Otro héroe, otro crimen tonto...
Detrás de la cortina, en la pantomima...

El show debe continuar...

Por dentro mi corazón se rompe,
mi maquillaje se descascara.
Pero mi sonrisa sigue ahí.


Que pase lo que tenga que pasar,

lo dejaré todo a la suerte.
Otra vez me duele el corazón.
¿Sabe alguien para qué estamos viviendo?
Supongo que estoy aprendiendo y pronto volveré.
Fuera está amaneciendo pero por dentro,

en la oscuridad, me duele ser libre.

El show debe continuar...

Mi alma está pintada como alas de mariposa,
los cuentos de hadas de ayer nunca mueren.
Puedo volar, amigos míos.

El show debe continuar...

Me enfrentaré con una sonrisa.
No cederé.
Cubriré la cuenta, me excederé.
Tengo que encontrar las ganas para continuar.


El show debe continuar...

miércoles, 3 de diciembre de 2008

Contigo

Siempre es agradable que te den regalos pero, sin duda, los más hermosos son los que no valen un duro, los que salen del corazón. Hoy me han brindado el mejor de estos regalos: el cariño, la sinceridad, la compañía de una de las personas más especiales en mi vida. Es imposible describir en un pobre blog la cantidad de cosas que me has ofrecido, Jesu, con tu regalo; la lista sería interminable. Quizás lo que más me ha emocionado es tu capacidad de hacer brillar lo hermoso de nuestro camino común. Nadie más que tú y yo sabe como ha sido nuestro camino, no siempre de rosas, y nadie más que tú y yo sabe donde estamos y qué significado tiene lo que me regalas. Diría incluso que tu regalo trasciende lo que en un principio pudiera ser tu intención porque también es un vendabal de aire que da un nuevo impulso a mis propios proyectos. En tu regalo me veo reafirmada en todos los cambios que poco a poco y con esfuerzo voy introduciendo en mi vida. Tu regalo me brinda ilusión y un remolino de emociones positivas; ganas de seguir adelante, de redoblar mis esfuerzos por llegar a mis metas. Tú y yo somos un equipo y estoy convencida de que llegaremos lejos porque poseemos esas cualidades que las personas necesitan para triunfar. Y lo mejor de todo es que sabemos disfrutar del proceso. Cada vez me siento más a gusto caminando contigo. Gracias por tu regalo y por la felicidad que has impreso en mi corazón Jesu.

http://www.monotonias.com/Monotonias/Blog/Entradas/2008/12/2_la_fuga.html