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miércoles, 23 de julio de 2008

23:00 horas; martes 22 de julio

Tres horas de vida. El jardinero así se lo había expresado entre caricias y besos; un susurro de muerte. La verdad es que a ella no le importaba pues era consciente desde el primer momento de su destino. Quizás un tiempo atrás se creyó en la ilusión de que realmente el destino era algo vacuo; pero desde que sus pétalos se abrieron y cobraron la madurez no pudo más que encomendarse a éste. Tal era su destino...

- Lo necesito para ayer, María. Ya no puedo vivir sin ese GPS de última generación que hasta regala chocolatinas por cada kilómetro recorrido. Ya sabes de mi pasión por la tecnología...
- Mi querido DJ, te empeñas en hablar de tecnología cuando en realidad...
- ...Si tenemos en cuenta que tienen que pasar diez días para que me hagan la portabilidad, mañana mismo debiera hacerme con el ifon, así que me plantaré en la tienda de Movistar a las 9:30. La chica me lo dijo: "pásate el jueves de 9:30 a 10:00, habrá un poco de cola pero a las 11:00 vendrá un camión con DOS ifons. ¡¡Uno puede ser tuyo!!". Sí, faltaré al trabajo y así me quito este problema de encima...
- ¿Problema?
- ...en todo caso, si mañana no lo consiguiera el viernes podré repetir la operación. La chica dijo que entonces el camión vendría cargado con TRES ifons...
- Mira DJ, ahí llega Carlos...

- Joder tío... ¿cuánto tiempo llevas con la misma historia?
- Tres meses diría.
- Tres meses llevando tu coche al taller y el problema persiste. ¿Te has planteado en cambiar de alternativa?
- Ya sabes que no puedo, ahora es demasiado tarde y paso de pagar más pasta a la BMW... Eso lo tendría que haber pensado antes...
- Ya, pero ¿a cuánto te asciende ya la factura?
- No sé, tío, no me lo acaban de decir... como tampoco el lampista me dice cuánto me va a cobrar...

Los primeros minutos transcurren entre las conversaciones de aquellos transeúntes que pasean por delante de ella. Le quedan dos horas de vida y no para de preguntarse qué podrá ser eso del ifon, o qué querrá decir BMW... son ideas que escapan a su comprensión. Siente la necesidad imperiosa de maravillarse de los humanos capaces de hablar de cosas incomprensibles a su escaso conocimiento.

- Pero vamos a ver, cariño, ¿qué rediablos es un euroconector?
- Pues ya te lo he dicho, Julia, lo que se conecta al satélite...
- ¿Qué satélite? ¿La luna? ¿Tienes algún satélite pululando alrededor de tu casa? Porque yo no lo he visto...
- Jaja!! ¡Qué ocurrencias tienes! El euroconector es... ¡¡el euroconector!!

No acababa de quedarle muy claro a ella tampoco qué podía ser el euroconector, pero tanto daba. Dentro de una hora y media ese detalle importaría bien poco. En su fuero interno sabía que esas ideas no le servían de nada a la hora de la muerte.

- No sé qué voy a hacer estas vacaciones... Pepi me llamó diciendo que iba a Austria; 1.000€ con pensión completa. La pensión completa me llama pero prefiero ver qué hacen los otros... La verdad es que este año no me conviene ese tipo de viajes.
- (Al otro lado del móvil) ¿Y qué tipo de viajes te conviene este año?
- No sé... algo realmente relajado. Lo de la pensión completa está bien porque esa es la idea: que me lo hagan todo. No tengo ganas de cocinar, ni de lavar los platos, ni nada de eso...
- (Al otro lado del móvil) Pero... si en todo el año no cocinas ni un puñetero platooooooooo...

¿Vacaciones? ¡¡Esa idea sí que la entendía!! Ella también iba a tomarse unas vacaciones, unas largas vacaciones que durarían eternamente. Se iba de este mundo a otro completamente desconocido... sólo deseaba no tener que reencarnarse en un ser humano. Sólo pensar en la de ideas que tendría que aprender (ifone, BMW, euroconector -realmente esta era muy jodida-...) se le hacía todo cuesta arriba.
Después de pensarlo tres veces acordó consigo misma que lo mejor era ser una rosa. Las rosas eran sencillas y carecían de tantas ideas. Sus vidas estaban intrínsecamente ligadas a la belleza y al aroma. Ella era una rosa entre tantas, hermosa, altiva. No necesitaba ni BMWs, ni ifones ni euroconectores para sentirse plena. Roja y bien abierta, verde en tallo, de espinas fuertes y vigorosas... perfumando su parcela de aire con el mejor de los olores creados en la naturaleza. Ese era su destino y para ello no requería nada más que de sí misma, sentirse plena en el sentido de su propia existencia.

- Pienso colocar un zapatero en la pared de la habitación donde está la plancha.
- ¿De qué plancha me hablas?
- En el armario tengo escondida una plancha...
- ¿En el armario de tu cuarto?
- Entre el armario y la pared. En esa pared colocaré el zapatero...
- Pero si un zapatero hace 15 cm de profundidad como mínimo... ¿dónde pondrás la plancha?
- ¿Y si pongo el zapatero en el pasillo?
- ¿En qué pasillo?
- En el pasillo que va a la habitación...
- ¿Cuánta profundidad hay de la pared del fondo del pasillo a la puerta de la habitación?
- ¿Qué?
- ¿Cómo?
- Es igual... tampoco recuerdo como es tu casa.
- El sábado lo vemos...
- De acuerdo.

Finalmente murió...

3 comentarios:

  1. Con todo el cariño, T.Ph. ;) Gracias por inspirarme para esta historia... :P

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  2. es precioso.... saludos de un humano que no necesita esos cacharros

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  3. Me ha gustado mucho esta historia que me recuerda a algo, pero no se muy bien a que,je,je.......
    Desgraciadamente las banalidades forman parte de nuestra vida.....no siempre se puede hablar de cosas trascendentales aunque son las que prefiero.
    un abrazo!

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