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lunes, 17 de octubre de 2011

La ciclicidad del existir

Ayer volví a recordar otrora en que tu compañía llenaba el aire de nuestro hogar. Ante mis ojos desfilan imágenes que retratan nuestras risas, nuestras conversaciones ahora largamente perdidas en el tiempo. Me preguntan si te echo de menos y vacilo por un instante. Mi corazón se para y deja paso al argumento de una mente intelectualizada. Y miento y me miento.
Y ahora que vuelvo a la conciencia de mi ser, te escribo palabras que nunca te llegarán para decirte que te quiero, que me faltas, que te echo de menos. Que tú siempre serás el maestro que me enseñó a tener curiosidad por la vida y por la muerte. Y aun hoy, en la distancia, me hablas con tu infinita paciencia de la ciclicidad del existir. ¡¡No dejas de sorprenderme!!

1 comentario:

  1. Hay personas de las que aprendemos y que aprehendomos haciendolas nuestras intalandolas un lugar especial de nuestro cerebro/corazón de por vida.

    Se convierte en parte de nuestro como un miembro incorporeo simpre presente siempre invisible.

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