El nuevo arte de hablar para no decir nada
Después de leer el artículo de Joan F. Mira sobre el arte de hablar bien -o lo que es lo mismo, la retótica- es inevitable sentir un cierto regusto al miedo de verte inmerso en una sociedad que desvaloriza por completo el aprendizaje, las buenas formas y el arte de la expresión.
En esta sociedad de la información en la que se supone más avanzada en todos los aspectos a menudo solemos olvidarnos de las bases que realmente la movilizan hacia un espacio compartido más habitable. Ya es algo cotidiano encender la televisión y absorver imágenes políticas en las que se intercambian insultos, reproches, o cualquier discurso repleto de llamativos al pueblo que asume esa forma de debate como la forma de intercambiar opiniones. No es de sorprenderse que luego ese comportamiento se repita en cada debate, ya no político sino sobre las cosas cotidianas de la gente de a pie.
