Nube de etiquetas

jueves, 29 de julio de 2010

Conversaciones vacías

Primer día:
Estoy nerviosa. Llego a clase temprano. Tengo muchas ganas de empezar a hacer amigos, de compartir inquietudes, de escuchar y de que me escuchen... Seguro que lo pasamos bien.

Segundo día:
Le pongo mucho empeño en seleccionar mis aportaciones, intentando crear una conversación amena. La verdad es que cuesta bastante, más de lo que me hubiera imaginado.

Tercer día:
No obtengo muchas respuestas. Reconozco que le falta contenido a lo que digo. Inicio nuevas conversaciones, cambio algunas aportaciones. Ahora seguro que va mejor.

Cuarto día:
Me he creado una rutina para estar más presente. Aun falta soltarme más para ganar naturalidad en mis conversaciones... Bueno, más que conversaciones son monólogos. Algo no está yendo bien.

Quinto día:
Decido participar en conversaciones ajenas. Quizás por ahí obtenga mejores resultados. Por probar...

Sexto día:
Mis esfuerzos caen en saco roto. Empiezo a cansarme que ni siquiera me den los buenos días. Me siento invisible.

Séptimo día:
Empiezo a tener dudas de si merece la pena tanto monólogo vacío de contenido. Abandono.