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martes, 17 de marzo de 2015

D&D - Conversaciones en la oscuridad

Anck-su-namun: ¿Cómo llegaste a Sembia? ¿Qué te trajo a Derlun? En mi caso ya os lo dije. ¿Qué planes tienes después de esta pequeña aventura a pos de Dariala Dralax? ¿Te contrató ella o simplemente mandó a sus secuaces hallar a alguien con tus habilidades? ¿Qué relación tienes, a todo esto, con la casa Dralax?
Edana: Desde hace dos semanas estoy al servicio de la familia Dralax. Podríamos decir que he pasado toda mi vida deambulando por los diferentes reinos de Faerûn y ha llegado el momento de asentarme una temporada... Parece que el destino tiene intención de calmar igualmente mi sed de aventuras en esta aparentemente tranquila ciudad... [risitas]. ¡Oh!, no me malinterpretéis Ank... ¿puedo llamaros Ank? No es que busque las desgracias de la ciudad, pero después de tanto tiempo en ninguna parte, una se termina por convencer que en todas partes la perversión y la codicia hacen mella en los seres que caminan sobre la faz de la tierra. Creo que puede sacarse una buena tajada [pongo énfasis con los dedos en ademán de “pasta, mucha pasta”] cuidando de los intereses de una de estas familias... si me entiendes... Pero decidme, querida, ¿cuánto tiempo lleváis en Derlum al servicio de los [nombre de tu familia]? Seguramente vos conoceréis perfectamente la ciudad y quizás podáis ayudarme a conocer bien a las gentes de aquí, especialmente los “menos deseables”, si me entiendes...
Anck-su-namun: Por desgracia no he dispuesto de mucho tiempo para deambular por la ciudad así que conozco poco. Lo que se dijo sobre mi grupo en la fiesta por el Consejo de la ciudad era cierto, llegué hace nada acompañando al joven Ifren. No me ha pasado por alto la presencia de la seguridad Bartras pero tampoco he recorrido toda la urbe. Sí me pareció que había alguna barriada más pobre y seguramente menos segura, mas no indagué.
Edana... veo que tienes la atención entrenada, siempre mirando alrededor para que no nos sorprenda ningún peligro. Y esa habilidad tuya con los estoques (me miro los míos mientras acaricio la empuñadura)... Parece que tenemos algunas cosas en común.
Edana: Cuando llevas toda una vida cuidando de ti misma aprendes a prestar atención a todo lo que se cuece a tu alrededor; seguro que entiendes de qué te hablo. No he pasado por alto vuestra gracilidad para moveros en la oscuridad, así que mucho me temo que vuestra apariencia es más bien engañosa [sonrío]. He podido ver cosas increíbles con mis ojos, y la magia hoy en día está al alcance de cualquiera. Sí, parece que quizás tenemos muchas cosas en común, y debo reconocerte que siento predilección por las personas que saben esconder sus mejores secretos a los ojos de cualquiera... aunque si me permites una recomendación, yo no descuidaría salvarme de “los nuevos” que entren en el grupo. Soy poco de fiar [con una sonrisa socarrona y burlesca] , eso ya te lo puedo adelantar, y valoro mi vida por encima de la de cualquiera... y, quién sabe qué verdaderas intenciones me han traído aquí, ¿no es cierto? [me río a carcajada limpia]. [De repente me pongo seria y te miro fijamente a los ojos] Pero conmigo podéis estar tranquila, Ank, no me interesa saber qué escondéis tras la magia que oculta vuestra verdadera apariencia, y a mis ojos seréis la humana que vos habéis deseado mostrar, y así lo sentenciaré ante cualquiera que me lo pregunte. [En un prácticamente inaudible susurro] Sólo espero que no seáis una de esas Aasimar [señalo a la clériga que duerme ¿con la armadura? “¡Válgame dios!”] porque eso sería bastante decepcionante, a fin de cuentas...
Anck-su-namun: Vayamos al grano, todos aquí ocultamos cosas, todos, al fin y al cabo, acabamos de conocernos. Sin embargo, y por contradictorio que parezca, eres tú, de entre todos ellos, la que me inspira más confianza. ¿Confianza? No, llamémosle afinidad, complicidad. También salta a la vista, si no juzgué mal, que no tienes escrúpulos a la hora de atacar alguien de tus filas, si llegara a ser necesario, y como pudiste comprobar, yo tampoco. Apuesto a que todos tenemos información que nos puede resultar útil. Yo misma, si las cosas van bien, compartiré algunos datos, hasta entonces, creo conveniente demostrar que todos tenemos algo que aportar, y ya que nos ha tocado compartir esta guardia, ¿qué te parece si recurrimos un rato al "he oído" o "qué me dirías si un hipotético alguien..."?
Edana: Mmm... Los escrúpulos no son buenos para sobrevivir, si me entiendes... Tu visión de la vida me gusta [sonrío sinceramente], creo que nos entenderemos. Me parece bien “jugar” un rato a los cotilleos [risas]. ¿En qué puedo servirte, Ank?
Anck-su-namun: Todas las familias por las que estamos trabajando tienen más o menos influencia en la región. Al parecer los Kraza aspiran a más, al comercio o al poder, no lo tengo claro, y viendo su amenaza de abandonar las defensas del norte, parece que van en serio. Desde luego hay tensión entre ellos y los Dralax. Los Dralax son gente sofisticada y poderosa, puesto que mueven mucho dinero, pero ¿qué contactos tendrían sin la influencia diplomática de los Ifren? Y podríamos seguir mencionando el rol de cada casa en esta ciudad. Sin embargo, a juzgar por las cualidades de los Kraza, no los veo moviendo los finos hilos del comercio. Está claro que si alguien está avezado a la delicadeza del trato y la negociación, esos son Dralax e Ifren. No obstante tampoco parece que se apoyen mucho entre ellos, y ya sabes lo que dicen, divide y vencerás. ¿Cómo lo ves? ¿Qué opinión tienes de todo lo que está pasando? ¿Tenías noticias de algo de esto? ¿Qué actitud han demostrado, en la “intimidad”, los Dralax?
Edana: Ciertamente los Dralax me parecen una familia peculiar. En la “intimidad” [risitas] han mostrado recelos, [con tono serio y bajando el volumen de voz] según ellos más que justificados, hacia las otras casas. Supongo que esto es normal cuando se manejan cotas de poder tan elevadas... Como os digo, llevo poco tiempo en la ciudad y mi estancia aquí es más fruto de la casualidad que de la voluntad, por lo que aun no he tenido tiempo de enterarme de lo que se cuece. Fuere lo que fuere no me huele bien, si me entiendes... [Bajando el tono de voz] Las dos llevamos poco tiempo aquí y parece que las dos nos hemos olido algo rancio en el ambiente.
Estoy convencida que en Derlum hay gentes que miran de reojo a nuestras familias, con intereses particulares poco nobles, quizás. Ahora mismo salvaguardar los intereses de mi familia me parece lo más razonable, en tanto la mano que me da de comer. Aunque llegado el momento, tampoco tengo intención de pasar aquí el resto de mi vida, si me entiendes... [risotada].
Quizás podrías ayudarme a investigar un poco el tema, bien compartiendo lo que te enteres de nuestros compañeros, bien haciendo pesquisas en la ciudad, una vez acabemos con esta ridícula misión de vigilar el almacén... Lo importante es atender a quién se le puede hacer preguntas o quién puede estar interesado en largar información a cambio de una compensación... si me entiendes...