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sábado, 23 de mayo de 2009

Hoy huele a pan...

La niebla se disipa y el dibujo del paisaje empieza a aparecer de fondo. Aun todo está borroso tras el tormento de la oscuridad, y los rayos que empiezan a asomar y a iluminarlo todo me hacen daño. Pero en esta ocasión se trata de un dolor que reconforta como cuando una persona viene al mundo a través del dolor; el dolor del renacer.
Sigo sola en medio de ese prado verde pero ahora no tengo miedo. El bosque quedó atrás y los susurros de medianoche que me horrorizaban quedaron en el bosque. Aquella voz ha cejado de reclamar mi nombre, y hoy me siento libre.
En el aire quedan suspendidos finos hilos de aquella niebla que se evaporan a mi paso. En medio del aturdimiento, de la resaca del ayer, empiezo a entrever la belleza delante de mí. No puedo evitar emocionarme en contemplar ese paisaje: un prado infinito de verdes de diferente intensidad contrapuesto a un cielo puramente azul y despejado; aquí y allá el gris de la roca rompe por unos instantes el verde, cuando no lo hace el contraste cromático de una flor. Reina el silencio y los olores; huele a pan...

Hoy huele a pan...

1 comentario:

  1. Y seguro que tras ese olor hay todas una panadería esperandote pera que elijas degustes la que prefieras de sus elaboraciones :-)

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