Con toda su energía escupió al aire con la torpeza de que no se desplazó del sitio. Os podéis imaginar la cara de pánfilo que se le quedó cuando encontró en su revuelta melena aquel esputo resuelto. Fue afortunado de no seguir mirándolo mientras la flema volaba en el aire pues corría un enorme riesgo de que en lugar de impregnar su pelo, lo hiciera en su ojo izquierdo.
Entre tanto, aquí fuera, sigue lloviendo calabazas. Cenicienta se quedará sin coche a este ritmo y tendrá que volver a las doce a pie... Lo veo venir.
Afortunadamente, esta vez el despertador sonó después del sueño...
Al fin las cosas vuelven a estar en su sitio...
Entre tanto, aquí fuera, sigue lloviendo calabazas. Cenicienta se quedará sin coche a este ritmo y tendrá que volver a las doce a pie... Lo veo venir.
Afortunadamente, esta vez el despertador sonó después del sueño...
Al fin las cosas vuelven a estar en su sitio...
Lo de "a pie" nunca mejor dicho, seguro que al llegar a casa tiene un pie muy ceniciento.
ResponderEliminarNo hay mejor sitio para las cosas que su sitio, aunque sea un pensamiento algo capitalísta :-)