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jueves, 27 de agosto de 2009

Prematuro otoño

Salgo al balcón de mi casa y miro a través del viento las lejanas montañas tras los altos edificios. El sol se está despidiendo en un ademán triste o quizás melancólico. ¿Dónde quedaron los tiempos?
Lloran las lágrimas los cocodrilos que en las alcantarillas moran la noche. El anciano en el lago sigue remando, la silla continúa su infinito vaivén. La chica tras la ventana cuentas sus últimos días y la lluvia de números sigue cayendo en múltiples gotas vertiginosas.
El verano se fue y entra el otoño. Se oye de fondo unas risas desde los árboles: serán los gorgoritos que se despiden hasta el año próximo... Al fin es otoño y las pieles se tornan de nuevo blancas.
Las reses siguen el camino marcado a fuego por las llamas de sus dueños. Los montes cobran una vida diferente a la de antaño, ¡¡quién lo recuerda ya!! El queso se macera en aceite de olivas vírgenes. Y lo huelo desde el balcón de mi casa.

Te oigo respirar, te miro, te beso. Te mueves agitada y a la vez pausada. Te toco los labios.

Ya es otoño en nuestros corazones...

1 comentario:

  1. Es curioso, debe ser una consciencia común o una sensación popular, a todo el mundo le parece que ya no es verano.

    ¿Qué sentira el estio al verse tan mutilado en nuestras percepciones?

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