Nube de etiquetas

sábado, 15 de agosto de 2009

Retomando el camino

Sin darme cuenta he vuelto a focalizar mi atención hacia fuera. Afortunadamente, una lectura muy interesante me ha devuelto a la realidad de aquel camino hacia la serenidad que una vez, hace semanas, empezara. Pasan demasiadas cosas en la vida de una persona y somos tan frágiles para dejarnos arrastrar por esos acontecimientos...

Repaso los días pasados desde que empezara ese camino y percibo que la meta me sigue resultando interesante. De algún modo extrañamente comprensible para mí, he conseguido separar el dolor del sufrimiento. Igualmente, estrategias de relajación me ayudan a mantenerme serena en los momentos más difíciles.
Mi primera parada consistió en la confianza para lo que revisé mis estrategias de control que podían albergar algún comportamiento desadaptativo para mí: la lucha de poder, la falta de compromiso y el chantaje emocional. De alguna manera conseguí comprenderme más en esos aspectos, viajando del presente al pasado y del pasado al presente. Esto me ayudó también a comprender a otras personas de mi ámbito más íntimo contribuyendo en una relación mucho más sincera, sana y positiva. No está nada mal para el poco tiempo que llevo caminando.
En las últimas semanas, además, la decepción contribuyó a ajustar los parámetros de esa confianza que quiero depositar en las personas reelaborando límites que no quiero volver a rebasar. Un pensamiento hace de eje entre la confianza y mis límites: todas las personas tienen algo hermoso que darte y/o enseñarte y depende de uno mismo que todo quede en una bella historia. Lo que quiero decir es que si uno no aprende a respetarse a sí mismo, siendo coherente con los propios límites, es difícil poder guardar un recuerdo "manchado" como algo positivo o hermoso. Donde uno pide siempre hay uno que da, ¿de quién es la falta de respeto cuando uno da algo que no quiere dar? ¿Del que lo ha pedido? Obviamente del que lo ha dado... ¿o no? Esta es la enseñanza que he sacado de mi última decepción... conmigo misma.

Paro un momento de escribir y me doy cuenta de que se trata de un camino con infinitas formas de recorrerse, todas de éxito si se siguen recorriendo. El único fracaso está en dejar de caminar... A veces siento que me pierdo entre tantas posibilidades pero el miedo del principio se está convirtiendo poco a poco en un disfrute... No me asusta perderme en tanto que sé que volveré a encontrarme... Tampoco me asusta retroceder porque he comprendido que forma parte de esas infinitas posibilidades de recorrer este camino hacia la serenidad. Lo importante es no parar y no quiero parar. Eso sólo puede significar una cosa: voy por buen camino.

¡¡Bien!! Esta revisión ha provocado un sentimiento positivo en mi interior. Me siento revigorizada y dispuesta a plantearme mi siguiente parada...

1 comentario:

  1. Bueno, una parada de vez en cuando tampoco hace daño. A veces es la única forma de ver las cosas. Te detienes miras al alrededor y sigues.

    Bon voyage :-)

    ResponderEliminar

¿Qué te ha parecido? Déjame tu comentario: