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sábado, 2 de enero de 2010

Sonrían y disfruten

El agua cae por las cañerías mientras a paso lento pero decidido y sibilante se arrastra el preso de la 320. Intento concentrarme en esta imagen para perderme entre praderas de fresca hierva y coloridas flores. Nada. El intento es infructuoso. Si bien es cierto que numerosas imágenes extrañas convergen en mi cabeza para intentar decirme algo aun indescifrable.
Packman concentra toda su energía en el nuevo código que está creando. Los caracteres incomprensibles se deslizan en la plana pantalla configurando una lluvia que me recuerda aquel 30 de mayo del 2002. ¿Qué sucedió? Los recuerdos son un tanto borrosos y admito que confusos, lo cual me lleva a la deducción que cualquier hecho que se relacione con lo sucedido entonces tiene nada que ver con ese preso.
Suspiro con la nariz pegada en las motas de polvo en la ventana. Y el vaho cala en lo más profundo de la esencia de aquel cristal empañado por la lluvia de la noche anterior. No hace sol pero eso es algo que poco importa en estos momentos. Un simple detalle que llena un silencio en mi cabeza aun sin despejar. Si intentara poner cordura en esta secuencia de pensamientos, es bien sabido que carecería de seño y madurez. Mejor dejarlos balancearse tenuemente en su columpio roto y esperar pacientemente a que decidan colocarse en orden riguroso para saludar al teniente-coronel.
Bigotes despuntados en el alba. Horizontes envueltos en llamas. Bal se lo come todo. Y los peces nadan ajenos a tanta estupidez.
Creo que por esta mañana y este té es más que suficiente...

Pongamos orden a las figuritas, eso sí, para cambiar el aire navideño por uno más rústico y...

(toc, toc)

-Pasa, pasa... te estaba esperando con la mente en blanco...

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