Érase una vez un hombre tan inocente, tan inocente, tan inocente que teniendo un burro delante de sus narices se pensó que era un murciélago porque así se lo dijeron...
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Vaya empenada que llevaria el hombre en cuestión ¿no? ;P
ResponderEliminarTendría grandes orejas el burro... y el hombre para escuchar todo lo que le decían.
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