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martes, 1 de septiembre de 2009

El pingüino lascivo

-Sinceramente, eres el ser más insoportable que hay sobre la faz de la tierra.- esas fueron mis últimas palabras de despedida.

Su cara alargada de pingüino, con un pico más lascivo que el del propio animal, y sus ojos castaños impenetrables no eran más que la prueba de la impertinencia y la prepotencia que encerraba dentro de sí. Realmente era insoportable, por no utilizar palabras más groseras... ¡¡qué narices!! Era imbécil. Nació imbécil y murió imbécil.
En realidad le hice un favor dándole el pasaporte a la otra vida. Ya no podía arrastrarse más en su miseria y no parecía tener salvación alguna. Donde ponía su apestoso culo se creía el rey. Mimado en exceso, egocéntrico y egoísta, rebosante de antipatía. Se creía muy querido por todos pero su ceguera para ver más allá de su propio pico de pingüino no le dejaba percibir las burlas de cuantos le rodeaban. Era irremediablemente odiado por sus continuos desdenes, sus continuos sarcasmos, sus continuas lecciones de moralidad que nunca llevó a cabo. Grosero y estúpido a la vez... En definitiva: un imbécil como la copa de un pino.

El trabajo fue sencillo. Conocía todas sus estúpidas costumbres así que me limité a estar en el sitio correcto a la hora correcta. Nadie se enteraría de nada hasta pasadas unas buenas horas.

-Deberías haber visto su cara de pingüino asustado... temblando delante del cañón de mi pistola. Suplicante...

No se lo esperaba, ciertamente, que yo, su hermana que guardé silencio durante tantos años de convivencia martirizante, le pudiera apuntar con un arma... Aun puedo deleitarme con su cara de sorpresa y aun puedo percibir milimétricamente el paso a un estado de pavor completo.

-Me das asco.- pensé para mis adentros...

Sin dejar de mirarle, apreté el gatillo y disfruté con cada milésima de segundo que se materializó delante de mí. Lenta y pesadamente el cuerpo se desplomó inerte en el suelo, justo a mis pies. Como un latigazo dentro de mí le propiné una última patada en la boca. ¡¡Cuántas veces había soñado con este momento!! Y finalmente, mi suerte había llegado.

-He librado al mundo de un tío excesivamente imbécil.

...

-De acuerdo, quizás hoy tampoco tengo el valor para llevármelo por delante, pero llegará el día en que sí lo tenga. Sus días de pingüino lascivo están contados...

2 comentarios:

  1. Al pingüino curiosamente también le llaman pájaro bobo.

    A pesar de lo efectivo y definitivo la solución deseada, creo que quizás otras medidas correctivas y menos drásticas podrían ser también factibles :-)

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  2. Juer...no me gustaria estar en el lugar de ese pingüino...para nada!!!!

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