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lunes, 13 de julio de 2009

Ansiedad

Nudo sobre nudo en los intestinos. Paredes del estómago que se contraen hasta causar un dolor audible. Un corazón se desgarra; un niño llora en la noche oscura. El puño se cierra sobre la garganta y oprime hasta consumir el aire de los pulmones. Las manos lloran gotas de sudor. Los pies desaparecen y dejan al mundo flotando. Ser imperecedero sometido a las inclemencias del pasar del tiempo. Los clavos aprietan las extremidades. Sangre, dolor, asfixia. Duele el alma, duele el cuerpo. Las pupilas se dilatan hasta cubrir el mundo de un manto borroso. El cielo clama, la tierra llora.


Y el tren se detiene y se apea la esperanza.

2 comentarios:

  1. Dime donde has estado...
    Niña de cara blanca...
    Donde has dejado tu risa...que no está donde estaba...

    La observo en el vagón de la esperanza perdida. Algo le sucede. No la había visto antes pero su mirada me provoca una tristeza que no puedo explicar. Cojo un papel. Lo doblo. Lo retuerzo. Lo rompo. Trato de crear un milagro.

    El tren se detiene. Ella baja. Me planto frente a ella.
    Le entrego lo que pretende ser una flor de papel.
    Le sonrío.
    Se sorprende.
    Mira la flor.
    La sujeta.
    Me mira.
    Sonríe.
    Su mirada recupera la calidez.

    Otro tren entra en la estación.
    El tren de la esperanza encontrada.
    Se sube.

    Flor de papel. Sonrisa. Esperanza...

    R.

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  2. Si hace falta que los viajeros bajen a empujar, pues aun queda mucha via por recorrer :-)

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