Nube de etiquetas

domingo, 19 de julio de 2009

La amargura de las relaciones

Hacía tiempo que no tenia que tomar una decisión tan difícil.
La vida no había sido sencilla hasta este momento.
Pero una decisión como la que tenia que tomar puede acabar de volverte loco.

Dos. Son dos.
Y las adoro a ambas.
Una es muy suave. Tal vez un poco floja. Le falta un poco de cuerpo pero cuando se posa en mi boca... un mar de sensaciones y recuerdos me invaden. Me ha hecho pasar tan buenos ratos...Solo puedo decir que congeniamos.
La otra es más fuerte. Seria justo decir que cada vez que ceno con ella, luego no puedo pegar ojo. Me mantiene despierto toda la noche. Casi es insaciable. Siempre acaba un poquito más de ella en mi boca. Aun cuando cierro un poco el ojo, vuelve a mi y su gusto se cierne sobre mis labios una y otra vez.

Ellas dos, me vuelven loco.
Las adoro.
¿Por qué debo escoger solo a una?
¿Por qué no podemos estar los tres juntos a la vez?

Lo sé.
La gente cree que es raro, que no es natural. Que con solo una debería tener suficiente. Pero no es así.
Las quiero a las dos.
Me consume por dentro.
No puedo hablarlo abiertamente con nadie. Pensarían que estoy loco. Yo creo que estoy loco.
...
Pero debo tomar una decisión. No es sano para mi estar con las dos...


Está bien.
Está decidido.
Hoy me haré salsa de queso con la cena.
Dejaremos el curry para otra ocasión.


R.

2 comentarios:

  1. Querido R.,
    siempre te pillo en la misma disyuntiva. Al final resultará que no podré vivir sin ella. Lo curioso es que al final siempre te quedas con la que te proporciona emociones fuertes. ¡¡Esa salsa de quesos!! ¿Cuándo nos casamos para que me la dejes probar? jaja!!

    ResponderEliminar
  2. Digamos que me es familar el tema...

    Es que el gusto no entiende de razones y conveniencias, y aunque estuviese bien visco tener a las dos a la vez, lo mismo a ellas no les haría gracia.

    Y cuando son tres,... para ir al frenopático a pedir habitación :-)

    ResponderEliminar

¿Qué te ha parecido? Déjame tu comentario: