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jueves, 9 de julio de 2009

Rojo intenso

¿Cuántos granos de arena en un desierto? Una roca inmensa separa nuestros caminos.
Hoy el cielo está azul como tus ojos. Los rayos del nuevo sol simulan tu pelo dorado.
Los columpios quedan quietos ante la suave brisa de este verano inminente.

En medio del cemento nace un arco iris de siete colores extraños: violeta, amarillo, marrón, violeta, amarillo, rojo intenso como el carmesí de mis labios.

¿Cuántas notas musicales en el aire? El carpintero re-pica en la roca y dibuja tu nombre.
Hoy la nieve se ha derretido. Cubre la plata las montañas de nuestro horizonte.
Las olas del mar a mi derecha chocan contra el vacío entre los granos de arena del desierto.

En medio del cemento nace un arco iris de siete colores extraños: violeta, amarillo, marrón, violeta, amarillo, rojo intenso como el carmesí de mis labios.

Se dibuja un beso en la nube. Se dibuja una sonrisa en mi mente enferma. Te anhelo, te añoro mientras reposo entre tus brazos. Hace ya tres años que marchaste y hasta ahora no ha llegado el verano. ¡¡Oh, verano!! Quisiera rociarme de tu cálida brisa toda la vida...
Se dibujan tus ojos en el firmamento de la noche. Recuerdos en mi corazón, recuerdos que entorpecen el paso del tiempo. Fotos sobre fotos, paredes que se derrotan a sí mismas. ¡¡Oh, verano!! Rocíame de tu calor turbio... rocíame, rocíame... y no vuelvas a marcharte.

En medio del cemento nace un arco iris de siete colores extraños: violeta, amarillo, marrón, violeta, amarillo, rojo intenso como el carmesí de mis labios.

¿Cuántas veces?

1 comentario:

  1. La añoranza del rojo carmesí de sus labios provocaba en él una respuesta emocional extraña. Cada vez la imagen de sus finos pero intensos labios recorría su mente no podía evitar entornar sus ojos, entrecerrarlos, juntar sus labios y simular recibir un cálido y dulce beso. Una y otra vez. La respuesta era siempre la misma. Rojo carmesí. Entornar, cerrar, juntar y sentir. Así una y otra vez. Pasaba a todas horas. A cualquier momento. Tanto era así que la tragedia se había instalado en su espalda esperando la oportunidad de hacerse notar. Y no tardó.
    Añoraba tanto ese rojo carmesí...
    Rojo carmesí.
    Entornar, cerrar, juntar y sentir.
    Rojo carmesí.
    Entornar, cerrar, juntar y sentir.
    Rojo carmesí.
    Entornar, cerrar, juntar y sentir.
    Rojo carmesí.
    Entornar, cerrar, juntar y sentir.
    Una y otra vez...
    Una y otra vez...
    Y la tragedia mientras tanto no paraba de perfeccionar su plan...

    Así fue como un día caminando por la calle ese pensamiento como era de costumbre a su mente volvió a aparecer.
    Rojo carmesí...
    Entornar...
    Cerrar...

    Un frenazo.
    Un golpe seco.
    Rojo carmesí que se transforma en negro.

    No hay dolor. No hay sangre. Para sorpresa de los viandantes en medio del cemento nace un arco iris de siete colores extraños: violeta, amarillo, marrón, violeta, amarillo, rojo intenso como el carmesí de sus labios.

    R.

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