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domingo, 19 de julio de 2009

Vuelvo a soñar

Porque a nadie le sobran...
...lo besos que a mi me faltan...

No siempre dos y dos son cuatro; las matemáticas en la vida real no son exactas. La lluvia no siempre cae. Y el sol no siempre se pone por el oeste. De tanto en tanto mi corazón deja de palpitar y no perezco. Ayer me borraba para hoy volver a dibujarme. Se cierra una puerta y se abre el balcón: lo importante es que el aire circule. Quizás tampoco... quizás...

Pasamos en esta vida nuestros días, minuto a minuto. Nos llenamos el tiempo de cosas por hacer; deudas con nosotros mismos, deudas con los demás, deudas con el de más allá. Dejamos que los días circulen a gran velocidad. Y de repente un día te paras, miras a tu alrededor y ya no sabes ni donde estás, ni quien eres, ni con quien estás. Tu cabeza de repente se asusta y en compensación te hincha a preguntas para las que no tienes respuesta.

Ahí estás sentada en tu silla, mirándome con severidad. Soy consciente de que me vas a echar una bronca que tardaré en olvidar y agacho la cabeza no sé bien bien si para oírte mejor o para esconder las lágrimas que ya me brotan. Eso sí, te escucho atentamente y mi corazón asiente con cada reprimenda. No puedes tener más razón. Intento interiorizar la lección aunque dudo de si pasados unos días continuaré en la misma dinámica de siempre. ¿Es difícil dejar de ser tú?

Nudos que oprimen, pasados que se esconden, dedos, miradas... ¡¡Basta!! Quiero que cada diminuto salga de mi cabeza, que las canciones en el eco cesen. ¡¡Fuera, fuera!! Que desaparezcan todas las palabras y sólo queden tus ojos. No necesito más del resto del mundo...

¿Quién es Christine?
Vuelvo a soñar.

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